María Elena Paz Díez
En días pasados, dos autoridades, la Presidenta y Secretaria del Consejo de Vigilancia de Cotel, que en uso de sus atribuciones determinaron suspender de sus funciones al Presidente del Consejo de Administración -por varios delitos e irregularidades, cometidos por quien fungía como máxima autoridad de la cooperativa telefónica de La Paz-, han sufrido agresiones verbales con términos discriminatorios y de menosprecio, dañando la honra femenina, proferidas por esa ex autoridad. Tal hecho ha sido conocido por diversos medios de comunicación.
La violencia, en especial contra la mujer, lamentablemente es un hecho cotidiano en nuestro país y muy poco atendido debido a la insensibilidad y la falta de comprensión de sus consecuencias por parte de la sociedad y el medio donde se realizan estos atropellos, los que deberían ser tratados y estudiados como corresponde, para ponerles atajo. ¿Será necesaria una considerable escala de violencia o actos de brutalidad dramática para salir de nuestra indiferencia? Lo que mencionamos constituye un problema social, no es aislado, por lo que debemos enfrentarlo colectivamente, sin ignorarlo, ya que esto sería potenciarlo.
Estas conductas de violencia contra la mujer, como en Cotel Ltda., van en desmedro de la sociedad, pues resulta un comportamiento permanente en nuestro país y habrá que tomar medidas drásticas y aplicar, como corresponde, las leyes de protección a la mujer y a la familia.
La violencia contra la mujer está siendo poco tratada en nuestro medio, debido a que resulta difícil vencer la resistencia proveniente de las creencias sociales y culturales, que se definen sin ninguna crítica a la familia en este sentido. Sin embargo es un problema muy complejo, por las variables socio-económicas y culturales. La experiencia demuestra que quienes vienen de familias donde se practica la violencia contra la familia y la mujer, llevan consigo las secuelas de estos actos en gran parte de sus vidas.
Por todo lo referido, hago conocer mi más vehemente condena a la violencia, sea física o verbal, contra la mujer. Aplaudo la valiente decisión del Consejo de Vigilancia para transparentar la administración de nuestra cooperativa; me solidarizo con quienes dispusieron el alejamiento de sus funciones de quien era Presidente del Consejo de Administración.
Finalmente, lamento el hermetismo de las autoridades, pese a denuncias por estos hechos que avergüenzan a nuestra sociedad.
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