Buscando la verdad
Los respetados analistas, connotados especialistas y prestigiosos opinadores habían tenido razón respecto al negativo impacto que experimentaría el comercio exterior boliviano en el año 2015, si bien sus peores pronósticos se quedaron cortos a la luz de lo que pasa con las exportaciones e importaciones, no resultando exagerado decir que la realidad superó holgadamente a la imaginación.
Y es que, el mismo “efecto precio” que por más de diez años dio tantas satisfacciones a Bolivia -generando sucesivos récords gracias a la alta cotización de las materias primas, energía, minerales y alimentos que exporta- juega hoy en contra, quedando para el recuerdo los superávits que lograba, frente al déficit comercial que luego de más de una década empieza a mermar ya las Reservas Internacionales.
Pero, no sólo los precios de los bienes primarios bajaron sino también de los bienes industrializados, lo que sumado a los procesos de devaluación y depreciación en la generalidad de países en el mundo supone un doble golpe para nuestros productores al tener que competir en inferioridad de condiciones tanto en el mercado externo como en el nacional.
Esto es lo que ha llevado a que las exportaciones bolivianas caigan no sólo en valor -por casi 2.500 millones de dólares, comparativamente a julio del pasado año- sino también en su volumen, como es el bajón de las exportaciones no tradicionales por cerca de 300.000 toneladas, lo que en verdad es grave.
Pero no sólo eso. “Cinco productos foráneos desplazan a la oferta nacional”, decía un titular, dando cuenta que “la depreciación monetaria de Argentina y Brasil genera el ingreso de alimentos que compiten con lo nacional” (El Deber, 10/sep/2015) mencionando a la harina de trigo, fideos y aceite de Argentina y manteca y arroz de Brasil, a lo que habría que sumar el azúcar, maíz y lácteos del extranjero que compiten con la producción nacional gracias a su competitividad inducida por un tipo de cambio alto afuera y un dólar barato acá, que alienta a importar de todo.
“El ejecutivo de la Federación Departamental de Pequeños Artesanos de Cochabamba, Rodolfo Miranda, estimó que unos 200 productores de guitarras dejaron su actividad porque no pueden competir con los instrumentos importados de China” -que también devaluó su moneda- por lo que “decepcionados han cerrado sus fábricas y están buscando empleo en instituciones públicas y algunos han viajado al exterior” (Erbol, 9/sep/2015). Hasta dónde hemos llegado… ¡a bailar cueca con guitarras chinas!
El autor es Economista y Magíster en Comercio Internacional.
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