El rey y la primavera

Mañana comienza la primavera y un sentimiento de alegría y esperanza se apodera de la mayoría de los que tenemos la dicha de vivir en este reino instaurado por Evo, un hombre sencillo nacido en Orinoca y que en su juventud alegraba los carnavales de los orureños soplando cornetas como el mejor de los “lata pukus”, como decimos los cholos de mi pueblo. El pasado jueves ya comenzaron las fiestas primaverales en la Capital del Reino, cuyos habitantes vimos “entusiasmados” que los ministerios y otras reparticiones públicas se hallaban vacías, pues los servidores del rey, vulgarmente llamados “empleados públicos”, saldrían a las calles para manifestar su adhesión al monarca.

A tempranas horas de la mañana llegó a mi oficina periodística mi fiel e inteligente reportera para comunicarme que no le vería el pelo durante esa jornada, pues debería cubrir la información de un magno evento que sería el primer paso para legitimar la monarquía de nuestro amado gobernante hasta 2030, siempre que aguante el cuero.

La comunicación de mi sagaz reportera cochabambina no tuvo ningún reparo, pues yo sabía ya de los pasos que cumplían la Conalcam, las Bartolinas y otros sectores que se beneficiaron con el famoso Fondo Indígena, por lo cual no me sorprendió esta marcha feliz que entregaría sus decisiones al Poder Legislativo que, por extraña coincidencia, se halla presidido por el virrey Álvaro García Linera, que es un “mátalascallando”, como decimos los cholos ilustrados de mi pueblo.

La cholita cochabambina nacida en Quillacollo se dirigió a la manifestación masista muy elegantemente vestida y hasta lucía una joya de oro en su sombrero borsalino, lo cual me llamó la atención, explicándome Macacha: “es que he sabido que en los ministerios han instruido a las licenciadas, señoras, señoritas, chotas y birlochas, que asistan a esta marcha, que se vistan de cholas pobres para que los periodistas escribamos “que las empleadas públicas somos pobres pero honradas…”.

Como su repentina conversión a monárquica aún no me convence del todo, volví a preguntarle si ella o yo teníamos algo de culpa por tal hecho, respondiendo la bambina cochabambina: “Usted, compadrituy, no tiene nada de culpa, pues el único culpable es nuestro gobernante Evo, pues está convencido de que es el rey de nuestro Estado Plurinacional y Folclórico y que debe gobernarnos for ever and ever; y mucho más ahora, después de haber sabido que el presidente del Senado ha dicho al país que los pontífices de la Iglesia Católica gobiernan hasta que mueren”.

Ahora, mi reportera cholita, monárquica recalcitrante, cree en lo mismo y como yo sigo siendo cholero, creeré en lo que ella me diga, sobre todo cuando se acerca el fin de mes y mis bolsillos del pantalón están planchados.