Después del 14 de septiembre de 1810, cuando el pueblo de Cochabamba se levantó contra el yugo español, pidiendo un Cabildo Abierto, constituyendo una Junta de Guerra, presidida por el patriota Francisco de Rivero y Esteban Arze, entre otros, el 17 de octubre del mismo año, dicha Junta envió un destacamento de 1.000 hombres al mando de Esteban Azce, a la ciudad de Oruro, a fin de afianzar el levantamiento orureño, obteniendo un refuerzo de 500 hombres.
Arze en su marcha hacia la ciudad de La Paz enfrentó a los realistas en los campos de Aroma, derrotándolos, persiguiendo al enemigo hasta la localidad de Viacha.
El triunfo fue grandioso, comentado incluso en Buenos Aires, donde el periódico La Gaceta de esa ciudad públicó un editorial, manifestando: “El Alto Perú será libre porque Cochabamba lo quiere”.
Alentados por el triunfo de Aroma, las tropas de Cochabamba acosaron en el desaguadero a las ejércitos realistas, al mando del sanguinario general español José Manuel de Goyeneche, triunfador en Guaqui ante los ejércitos auxiliares argentinos.
El general Goyeneche salió de Oruro rumbo a la ciudad de Cochabamba, con un ejército fuerte de 6.000 hombres.
Las tropas patriotas marcharon por Arque y Tapacari, produciéndose la desastrosa batalla en los campos de Hamiraya, el 13 de agosto de 1811.
Goyeneche ocupó la ciudad de Cochabamba, nombrando las autoridades realistas correspondientes, continuando su avance hacia Potosí.
No bien Goyeneche abandonó Cochabamba, Esteban Arze a la cabeza de sus montoneros ocupó nuevamente la ciudad, nombrando Gobernador a Mariano Antezana, insigne patriota.
Goyeneche, conocedor en Potosí de la retoma patriota de la ciudad de Cochabamba, suspendió sus planes de invasión a las provincias argentinas. Y con 4.000 hombres pasó por Chuquisaca, rumbo a Cochabamba, dispuesto a aniquilar definitivamente las reacciones patriotas de esa ciudad.
El 24 de mayo se produjo la batalla de Kewinal, donde la artillería realista barrió a los patriotas. Goyeneche, se aproximó a la ciudad, donde una comitiva de representantes de ésta ofreció una honrosa capitulación, sin embargo se amotinó el pueblo en general, ofreciendo la resistencia armada.
El día 27, Goyeneche fue sorprendido en su entrada a una ciudad rendida, al ser recibido con descargas de artillería desde la colina de San Sebastián. Goyeneche ordenó el ataque con tres columnas de avance hacia la colina, se lucha durante tres horas, no pudiendo ser tomada, vale decir La Coronilla, que para sorpresa de las fuerzas españolas estaba defendida en su mayor parte por mujeres: esposas, madres e hijas de los combatientes cochabambinos.
Durante el combate se experimentó el valor temerario y sacrificado de las mujeres de Cochabamba, que finalmente cayeron ante la superioridad y disciplina de las fuerzas realistas, que ingresaron a la ciudad autorizadas para el saqueo, violación y matanza.
Goyeneche sable en mano persiguió a las personas que buscaban asilo en los templos de la ciudad.
Las valerosas mujeres de La Coronilla estaban comandadas por doña Manuela Gandarillas, gran patriota cochabambina.
Al siguiente día fueron juzgados y condenados los representantes de la ciudad, siendo posteriormente fusilados, siendo el primero don Mariano Antezana.
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