Apoyos al diálogo con Chile

La demanda de Bolivia para obtener una salida propia al océano Pacífico ha recibido trascendentales apoyos del papa Francisco y de los mayores gobernantes de Europa, esto último en oportunidad de la gira que realizó el presidente Evo Morales por países de Europa.

De otra parte, el canciller de Chile, Heraldo Muñoz, al difundirse internacionalmente dichos apoyos, en forma casi inmediata declaró que su país está dispuesto al diálogo con Bolivia, pero sin que tenga condicionamientos.

En términos de diplomacia e incluso de cortesía elemental, el país tiene que adquirir como un compromiso formal tales apoyos. Esto es, que tiene también que actuar en consonancia con esos gestos.

El planteamiento nacional cuenta, efectivamente, con el justificativo histórico necesario, pero ante el sentir externo que es favorable a la causa de la demanda, corresponde apreciarlo a tono con su contenido de fondo.

Por tanto, a Bolivia sólo le queda aceptar la disposición de Chile sin el condicionamiento que ha requerido hasta ahora. Sin embargo, en lo que seguramente todos los apoyos que ha recibido estarán de acuerdo es en que el diálogo tenga un resultado positivo, pero sin que tenga que extenderse, poco menos como para las “calendas griegas”, como se dice popularmente.

Entonces, le quedaría al país concertar un determinado tiempo de duración para que el diálogo arroje los frutos que seguramente esperan todos los que le apoyan en el diálogo, que se concrete en un resultado positivo, en tiempo razonablemente corto.

En concreto, lo que ahora se espera, con mucha probabilidad, es que Bolivia responda a la expectativa que ha creado con la apertura del caso. Sin que ello implique desistir del juicio en La Haya, en última instancia.

En el fondo, la petición que se le hizo a la Corte Internacional de Justicia es precisamente que se pronuncie a favor del diálogo. Y sería también lógico que plantee que el diálogo vaya a desarrollarse en un plazo determinado. De otra manera, podría no tomar una resolución favorable al diálogo sin condicionar que el mismo concluya en términos favorables, pero en un plazo X.

La nueva situación que se ha creado en el tema marítimo no puede quedar en la nada. Así como a Bolivia le compromete a actuar lealmente con el respaldo que recibió, en la misma medida le impone a Chile.

Cuando se incursiona en el terreno internacional con una cuestión que promueve pronunciamientos como los hasta ahora ocurridos, la parte que los indujo debe actuar con la disponibilidad que implícitamente se le plantea.

De otra manera, no sólo es cuestión de generar los mismos y luego quedarse sin guardar, diplomáticamente, el respeto que ameritan.

En términos simples, no es cuestión de sólo extender el sombrero y no responder con la delicadeza que corresponde por el apoyo recibido. Es decir, con gratitud y la grandeza de alma que suscita un favor, en este caso, el apoyo que recibe Bolivia. Obviamente, dejando de lado alguna expectativa mayor que se tenga.

Empero, al mismo tiempo, el requisito que plantea una eventualidad de tal índole, es que haya la mejor disponibilidad posible para conseguir lo que se procura alcanzar. En la presente circunstancia, estar adecuadamente preparado para plantear su demanda, pero igualmente acoger las buenas razones que tenga la otra parte del diálogo que se establezca.