Según la Constitución Política del Estado la economía boliviana es plural y conformada por cuatro formas de organización y que son: “comunitaria, estatal, privada y social cooperativa”. Lo común es que éstas se relacionan –al interior y entre- mediante el intercambio.
Dos hechos ocurridos en el transcurso de la segunda quincena del mes de octubre del año en curso, que son: la concesión de una importante línea de crédito proveniente de China y la reunión llevada a cabo en Nueva York con el propósito de atraer inversión extranjera directa, aparentan una contradicción, pero en el fondo lo que hacen es definir el verdadero “modelo” económico del país: la denominada economía mixta de mercado.
El primer hecho, la línea de crédito de la República Popular de China por un monto alto y del orden de los 7,500 millones de dólares, permitirá al gobierno de Bolivia disponer de abundantes recursos para la inversión pública en diferentes campos, comenzando por los de infraestructura, pero sin descartar que estos recursos también financien la creación de empresas estatales, y dinamizará la economía nacional, que de otra manera se frenaría. Este elevado crédito a favor de Bolivia es posible porque para China es una minucia, ya que es el país que tiene las reservas internacionales más altas, (del orden de los 3,700 billones de $us,), y además es consecuencia de su decisión de diversificarlas y no sólo concentrar adquiriendo títulos del Tesoro de EEUU.
Pero esta relación crediticia lo que hace es magnificar la ya existente entre Bolivia y China. El Banco Central de Bolivia procesa información sobre la deuda externa clasificándola en tres categorías: Con acreedores multilaterales, como es la CAF, con acreedores bilaterales, que son gobiernos y con privados.
Actualmente China ocupa ya el primer lugar, a septiembre del año en curso, en cuanto a deuda externa bilateral, con 515 millones de dólares desembolsados (de un total bilateral de 677) y 560 por desembolsar, (de un total bilateral de 739) lo que haría un total de deuda posible ya de 1,075 millones de dólares con China.
No debería ser ninguna novedad que los adicionales 7,500 millones de dólares tengan la figura de “crédito atado”, por lo que el financiamiento por medio del cual Bolivia ha de construir infraestructura y empresas de su propiedad, deberán ser ejecutadas por empresas e insumos chinos. Según información difundida por un medio de prensa ya estarían presentes en el país 55 empresas chinas que están ejecutando diferentes proyectos para el gobierno de Bolivia.
En esta relación bilateral ambos países ganan, Bolivia obtiene una línea de crédito de elevado monto a tasas de interés más bajas que las que puede obtener en los mercados financieros internacionales y, hay que darlo por supuesto, que será una obligación a pagar en el largo plazo, y para realizar imprescindibles obras de infraestructura que beneficie a todo el aparato económico nacional, y que el gobierno de Bolivia no está en condiciones de construirlas con sus propios recursos. China gana exportando a Bolivia tanto bienes como servicios.
Por otro lado la reunión del gobierno con inversionistas extranjeros llevada a cabo en Nueva York, a la cual asistió personalmente el presidente Evo Morales más sus ministros del área económica, quienes expusieron las bondades y posibilidades que tiene el país para los inversionistas extranjeros, lo que hace es definir que la otra línea de acción del gobierno es precisamente hacer lo que hicieron los países asiáticos, atraer inversión extranjera directa, lo que les permitió, en poco tiempo, escalar a posiciones de economías desarrolladas.
También esa reunión puso de manifiesto la otra realidad del país, cual es la debilidad del sector privado nacional de cualquier país no desarrollado, y la insuficiencia de ahorro interno de gran cuantía para financiar la creación de grandes empresas que puedan competir a nivel mundial. Esta reunión es el reconocimiento de que ningún país se puede desarrollar sin inversión extranjera directa. La importancia de contar con ella es que si el negocio sale mal los perdedores son ellos, razón que explica que los inversionistas privados no harán inversiones donde el gobierno quiera, sino en aquello que ellos vean ganancias, con mínimo de riesgo y, por tanto, con competitividad a nivel mundial.
En cambio la deuda pública entraña riesgos. Bolivia, en el pasado, no pudo honrarla por la cual se le condonó. Esto no sucederá con China.
Estos hechos apuntalan hacia una economía, por un lado, con una fuerte presencia estatal y, por el otro, con una fuerte presencia extranjera, si es que realmente se logra atraer a la inversión extranjera directa.
El autor es Profesor emérito de la UMSA y fue presidente del Banco Central de Bolivia.
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