II
Windsor Paco Gonzales
Después de porfiada lucha, la defensa de Boquerón pasaría a la categoría de leyenda, considerada entre las siete acciones bélicas colectivas más heroicas y sacrificadas en la historia militar universal, junto a la defensa del paso de las Termopilas en la antigüedad. Y es que a los héroes de la antigüedad los vemos tan grandes porque los miramos a través del prisma de las edades. Así crecerá la gloria de los defensores de Boquerón, mientras más pasen los siglos y Bolivia seguirá inconmovible gracias a su sacrificio.
Los nombres de esos 619 Leones bolivianos deberían estar escritos en bronce en un monumento imperecedero, acorde a sus gloriosos hechos, que forman la diadema del orgullo nacional. Hablo con la veneración que tenemos todavía algunos por nuestros mayores, lamentablemente somos los menos en la actualidad, los que de verdad agradecemos y reconocemos su sacrificio, compromiso y renunciamiento. Sentimos legítimo orgullo de que esa misma bendita sangre corra por nuestras venas y también sentirla agitarse y arder al ver ondear nuestra sagrada enseña en lo alto, ya que en una situación similar trataríamos de imitar a aquellos 619 titanes de Boquerón.
Los bolivianos tenemos muchas razones para sentirnos orgullosos, pero muchas veces nos gana el sentimiento derrotista y conformista, con el que muchos parecen haber nacido, pero debemos saber que en el pasado supimos mirar de frente para desafiar al destino y enfrentar la historia con valentía y dignidad. La gesta heroica de Boquerón haría hinchar el pecho de orgullo a los hijos de cualquier país que tuviera la suerte de contar con semejantes héroes, que demostraron el verdadero temple de los bolivianos en la hora de prueba. Sobre ese temple inconmovible está erigida nuestra amada Bolivia. Por ello debemos sentirnos orgullosos de nuestros mayores, que pese a las condiciones adversas y a la mala dirigencia política, demostraron que el hombre boliviano sabe dar muestras de heroísmo inaudito cuando su Patria lo llama.
Algún día llegara la hora de la Justicia Histórica y se rendirá merecido reconocimiento y homenaje a su querida memoria. Como ya se dijo, en Paraguay el 29 de septiembre es día de fiesta y feriado, mientras que en Bolivia nadie se acuerda siquiera de la gloria más grande de Bolivia. Ojalá llegue ese día y el Coronel Manuel Manzana sea honrado, recordando que él decía ya en su vejez: “Tengo el convencimiento de que futuras generaciones de Bolivia sabrán aquilatar en su justo valor la inmolación de los soldados que en defensa espartana del solar patrio dejaron a la posteridad un ejemplo, una enseñanza más y el recuerdo de un episodio que lo reconocen todos”.
Yo le digo, mi Coronel, con el corazón en la mano, no fue solo una enseñanza más, como su modestia de verdadero patriota decía, fue el ejemplo más grande en la Historia de nuestra amada Patria, de sacrificio, renunciamiento, heroísmo legendario. Nadie antes ni después mostró tal amor incondicional a Bolivia, como lo mostraron usted y sus bravos, ni llegó a su altura ni siquiera la memoria de otros queridos héroes legendarios…
Tengo el convencimiento de que esa nueva generación es de los niños que nacen en este joven Siglo XXI, porque ellos crecerán mejor educados, en mejores condiciones que las que nos tocaron a nosotros a finales del Siglo XX, y al mirar atrás se enorgullecerán de sus mayores, de los verdaderos patriotas como Manuel Marzana Oroza y sus 619 valientes. Nosotros como padres tenemos el deber de educarlos en la escuela de la honradez, del civismo y del verdadero patriotismo, solo así serán dignos de tan enorme sacrificio hecho por nuestros mayores y sabrán aquilatar en su verdadera medida la gesta más heroica y gloriosa de Bolivia, que resuena en la Historia de la humanidad y seguirá ¡resonando en la eternidad¡
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