Estallido de dos hornos de fundición

En medio de una racha de optimismo generada por una danza de miles de millones de dólares, viajes oficiales a Estados Unidos, Asia y Europa y entrega cotidiana de obras de menor cuantía en provincias, no dejan de producirse verdaderos sofocones en lo que se refiere a algunas iniciativas gubernamentales. En efecto, en días recientes se han registrado hechos alarmantes que, sin embargo, se trata de subestimar a la luz de la perspectiva eleccionaria de febrero próximo.

En primer lugar, se produjo un desastre en el horno de fundición de estaño de Vinto, Oruro, el mismo que estalló hace alrededor de un mes, a la par de una explosión que conmovió en los alrededores de esa industria. Enseguida, hace pocos días, también estalló un horno de fundición de Karachipampa, Potosí, en el que se esperaba fundir algunos metales, deseo que se desvaneció como un sueño de verano, dejando paralogizada a la población potosina.

Como los males no vienen solos, sino que aparecen en legión, a esa desgracia se sumó el estallido del oleoducto Carrasco, localizado en la zona Lauca Ñ, en el Chapare, en la carretera Cochabamba-Santa Cruz, provocando el consiguiente daño al transporte de petróleo condensado para la refinería de Cochabamba y significativos daños económicos a la entidad productora. Este desastre fue provocado por un vehículo particular que chocó contra el ducto y causó un pavoroso incendio, mientras el líquido derramado llegó a invadir varias viviendas. El oleoducto será cerrado varios días, y entretanto existe el peligro de que el fuego haya producido enorme contaminación en la zona boscosa aledaña.

Los problemas para el sistema político imperante, así como para el país en su conjunto, suman y siguen y entre otros varios se encuentran la caída de precios de las materias primas en el mercado internacional; reducción de hasta el 30 por ciento de los ingresos económicos para el Estado; poco entusiasmo por la llegada de inversiones al país; aproximación de la corriente de El Niño -que produce grandes daños físicos y, más aún, porque se pronosticó que este año será uno de los más fuertes de los últimos decenios-

y la crisis de la minería que podrá manifestarse en forma concreta en Huanuni por problemas financieros y el segundo aguinaldo.

No dejan de preocupar a la opinión pública y la jerarquía burocrática el desborde de la corrupción en varias esferas estatales y la crisis del Órgano Judicial, que llegó al extremo de denuncias de delitos que originaron la destitución y encarcelamiento de varios jueces, fiscales y policías, mientras generales de la institución policial, encontrados traficando cocaína, se encuentran en cárceles de Estados Unidos.

Ese panorama se produce en vísperas de un referéndum dirigido a reformar un artículo de la carta constitucional para facilitar la prórroga presidencial de los dos principales gerentes del Estado y el régimen socio-político actual, inquietante estado de cosas que busca ser aminorado con fotografías del primer mandatario dando la mano a todos los jefes de Estado del planeta, campañas de prensa y obtención de créditos multimillonarios del exterior para cerrar la profunda brecha dejada por el derrumbe aparatoso de los precios de las materias primas, actos subjetivos de mínima cuantía que no reducen la magnitud de los problemas.