Cartas
Señor Director:
Es el tiempo litúrgico que precede a la fiesta por el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, cuando se coloca la corona en templos y domicilios y se prende dos velas en cuatro domingos, antes de la Nochebuena.
Tiempo de Adviento es un periodo penitencial, cuando se demuestra que el espíritu de Dios nos guía y fortalece en este año de fe y esperanza, que nos hace aguardar con fervor la venida de Cristo, y los dones y frutos del Espíritu Santo, como amor, alegría, paz, reconciliación, paciencia y templanza. Nosotros podemos inspirar confianza en Dios, que nos da amor sin límites y podemos enseñar al hermano a amar a Dios y al prójimo, como nos recomendó el Papa Francisco.
Dios nos puede dar paz, pero nosotros podemos reconciliarnos con nuestros hermanos. Nos da el camino, pero nosotros podemos orientar por el buen camino a seguir en esta vida. Nos da luz, pero nosotros podemos hacerla brillar en los ojos de los necesitados. Dios prefiere contar con nosotros en su plan de redención humana a través de obras y fe profunda.
Vivamos este adviento con la mirada dirigida a Cristo, que representa nuestra fe en este periodo transcendental para católicos y no católicos. Pidamos al Señor que nos permita romper la vida rutinaria para recibirle en nuestro corazón a través de la Santa comunión, después de una buena confesión.
Así repararemos los daños que hemos ocasionado a Dios y al prójimo. Que sea un verdadero trabajo de santificación para ser artífices del cambio constante de vida, en este mundo convulsionado. Que Dios nos conceda un fructífero encuentro con nuestra Madre Santísima y a través de ella con Jesús y todos los santos de la iglesia triunfante.
David Espejo
O.F.S.
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