Uruguay
Montevideo.- El tener apenas 10 años y ser ciego no ha supuesto ningún impedimento para que el uruguayo Johan Pauluk haya aprendido en nueve meses a construir robots y conseguido crear piezas como autos y molinos en miniatura que giran con luz solar, gracias al incentivo de sus padres.
Unos planes de robótica impulsados por el Gobierno de Uruguay también han sido parte de la formación que ha tenido el menor, quien tiene en el departamento uruguayo de Río Negro (oeste) su base de operaciones.
En conversación con Efe, la madre del niño, Yenny Wince, expresó que su hijo al momento de nacer le fue detectado un retinoblastoma, que es un cáncer de la retina que se presenta mayormente en niños menores de quince años.
“Al año y medio perdió la visión del ojo izquierdo y a los cuatro el derecho y quedo totalmente ciego”, dijo.
Ante este hecho, ambos padres decidieron darle “calidad de vida” y lo llevaron a la Fundación Braille de Uruguay, en Montevideo, en donde aprendió todo lo relacionado con este método de lectura para personas ciegas.
Asimismo, Wince comentó que contaron con un “gran apoyo” del Consejo Directivo Central, órgano dependiente de la Administración Nacional de Educación Pública, que enviaba funcionarias dos días a la semana a brindarle conocimientos al niño.
“Él juega a las cartas, que son hechas con braille, también al dominó. Se divierte a la par con niños videntes. Eso es fruto de nuestro trabajo”, opinó.
En marzo de este año, Pauluk inició sus estudios de quinto grado en una escuela pública en el departamento de Paysandú (oeste), a dos horas de su hogar y que trabaja con niños ciegos y que ofrece el reconocido Plan Ceibal, que entre otros aspectos, garantiza la entrega de una computadora portátil por niño en edad escolar para su educación.
Esta fue una iniciativa que comenzó a aplicarse en el primer mandato del presidente Tabaré Vázquez (2005-2010).
De esta forma, con la ayuda de maestros y a través del mencionado plan, se realizó un proyecto de robótica para niños del que Pauluk pronto empezó a sentirse interesado.
Es así que en la actualidad el pequeño ha logrado construir piezas como autos y molinos a escala que giran con luz solar que ha ensamblado mediante el proceso de memorización y asignación de nombres específicos a cada pieza.
“Le gustan las tecnologías e innovación y se siente cómodo con todo lo que puede lograr hacer. Este año está en el cuadro de honor de la escuela”, resaltó orgullosa la madre.
Diariamente el pequeño viaja solo en autobús durante las dos horas de trayecto entre su casa y su escuela y en Paysandú es recibido por una amiga de la familia, que lo lleva al centro educativo y posteriormente lo busca y envía de vuelta a casa. (EFE)
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