Vinto y Huanuni, ¿igual que Karachipampa?

La minería, en todas sus etapas y con las inversiones que fueren y más la tecnología adecuada, con la debida planificación y administración puede ser rentable en alto grado; puede superar cualquier situación difícil debido a la calidad, honestidad y responsabilidad de su personal; pero este no es el caso de dos grandes emporios como son la mina de Huanuni que cuenta con 3.979 obreros -al margen del personal administrativo- y produce tan solo 600 toneladas de estaño (no siempre de alta ley) cuando producía más del triple con solamente 700 trabajadores. Huanuni es una especie de “elefante blanco” creado por la demagogia y el populismo con miras a “hacerla la mejor mina del país” y hoy confronta la posibilidad de quiebra absoluta.

El caso de la fundición de Vinto es por demás patético, puesto que, aunque con gran sigilo se guarda detalles, el accidente producido con el horno recientemente instalado y cuyo costo fue de 40 millones de dólares; un sistema para fundir estaño de alta ley cuando Huanuni produce estaño de baja ley y, además, requiere grandes cantidades de agua, es una planta diseñada y pedida por los técnicos de Comibol, que estalló seguramente por haber sido mal instalada o porque no corresponde al tipo de fundición que requería el estaño producido en la mina.

En síntesis, la planta Ausmet de Vinto no podrá funcionar en mucho tiempo y hasta que se corrija los errores de fabricación e instalación y se logre el suficiente caudal de agua; pero, sobre todo, se obre con la debida responsabilidad por parte de Comibol; entretanto, Vinto tiende a convertirse en otra inversión al aire sin beneficio alguno para el país.

El caso Huanuni tendrá que tener soluciones integrales, pero ello será posible cuando se superen la indisciplina y exigencias de sus obreros y las graves fallas de organización y administración; entretanto, el país tendrá que soportar las consecuencias de lo malo obrado en Huanuni hasta el extremo de contar con planta de obreros que gana entre 18 mil a 30 mil bolivianos por mes y que, al menos hasta hace poco, costeaba Vinto. Una planta que produce tan sólo 600 toneladas de estaño cuando, con la cantidad de obreros que tiene debería producir siquiera tres mil toneladas. Sus costos de operación superan los 8 dólares (mucho menos que los precios vigentes en el mercado por libra fina).

Huanuni y la fundición de Vinto parece que se unirán, para conformar el trío de la indisciplina, la ineficiencia, la deshonestidad y la irresponsabilidad conjuntamente Karachipampa que ha “ingresado en funcionamiento” y ha paralizado actividades a pocos días, luego de una inversión millonaria. Karachipampa ha sido, en su tiempo, una inversión que tuvo muchas características de corrupción y jamás ha podido producir ni siquiera diez toneladas de plomo fundido y así, por muchos años se ha mantenido como “una esperanza y propaganda política” de gobiernos que han prometido su rehabilitación, sin haberse logrado algo.