Reordenar la casa

Ciertamente el 2015 se va yendo sin mucho éxito para temas importantes como electricidad, gas y petróleo; más bien con poco para la industria de hidrocarburos.

A ello agregar que la economía no está en su mejor momento: veamos qué dice, por ejemplo, el presidente de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb), Guillermo Pou Munt, quien estimó que la venta de productos al exterior del país “decaerá hasta en 33% al cierre de la presente gestión”. El directivo del sector señaló que todos los sectores productivos del país, en general, mostraron severa contracción.

Agregar, además, que los precios de los minerales en el mercado internacional obligan a “adoptar medidas en el ámbito tributario, regalías, seguridad jurídica y exploración, para evitar el colapso de la minería y atenuar las consecuencias del sector…”, según señaló el ex ministro de Minería, Jorge Espinoza.

Quizá lo “mejor” de 2015 fue la activa presencia de Bolivia en el Gas Exporting Countries Forum (el Foro de países productores de gas) que ciertamente ayudará a Bolivia a estar “en la mira” y en la “vitrina” de próximos proyectos de valor agregado en gas-química.

La tarea que continúa pendiente desde 2006: convocar a un Consejo asesor de energía e hidrocarburos para elaborar, debatir y finalmente aprobar dos leyes importantísimas para el sector: Ley de hidrocarburos y Ley de electricidad, que serán los verdaderos estímulos e incentivos para la actividad.

Construir lo que denominé como Reforma Energética Boliviana.

Vale redundar que a nivel internacional la baja de precios del barril de petróleo -sobre cuyas causas e implicaciones se hizo bastante análisis- ciertamente fue un golpe durísimo a la economía boliviana.

Un último apunte sobre la pretendida aprobación de una “ley de incentivos”, tema que quizá sea aprobado aunque, insisto lo que hace falta es una real Reforma Energética Boliviana.

Sobre el tema de esa “ley de incentivos”: a) Si tienen tanto interés en mejorar las condiciones de inversiones y de producción de la industria de hidrocarburos, por qué no elaboran y por qué no aprueban una Ley de Hidrocarburos y una Ley de Electricidad, donde los incentivos sean parte de ambas; b) La Ley de Incentivos pretende que gobernaciones, municipios y universidades sean “capitalistas” o “inversionistas” obligatorios de una actividad que es altamente riesgosa y con resultados que nadie puede prever. Excepto que por ley se garantice que si una inversión resultara negativa, se devolvería las inversiones. Y eso va contra el espíritu mismo de la economía.

Además: c) Los negocios en hidrocarburos normalmente requieren regulación, trasparencia y un estado respetuoso y dejar que los capitales externos hagan su trabajo; d) Los negocios en hidrocarburos (exploración, producción, industrialización) requieren alto volumen de capital y esa ley únicamente podrá “reunir” del IDH (presente y futuro) de las regiones montos que no son tan importantes para la actividad. El mejor cálculo de “recaudación” de esos dineros no pasa de 2.000 millones de dólares, tan necesarios para infraestructura en las regiones.

Finalmente: e) La bajada de precios de petróleo sí afectó a la economía boliviana, como se puede comprobar, por eso quieren recurrir a fondos regionales.

Si se quiere estimular inversiones, además de la nueva ley, deberían movilizar una parte de las RIN (reserva internacional neta) que están en bancos internacionales haciendo ganar intereses a bancos internacionales. f) Con actuales precios del petróleo es complicado que compañías y corporaciones se fijen en Bolivia, donde no existe legislación moderna para el sector energético;

En todo caso el mismo deseo lastimero: estamos a tiempo en construir una Reforma Energética Boliviana integral.

El autor es consultor del sector privado, sigue sus análisis en Twitter: @bguzqueda