El papa Francisco abrió ayer las grandes puertas de bronce de la basílica de San Pedro para lanzar su año santo de la misericordia, afirmando que la misericordia supera a los juicios de moral en su Iglesia Católica.
Francisco rezó de pie ante el umbral de la puerta antes de atravesarla, el primero de los estimados 10 millones de fieles que pasarán por allí en el próximo año, dentro de un rito de peregrinaje que se remonta siglos atrás.
Justo detrás del papa Francisco pasó el papa emérito Benedicto XVI.