No achaquen a la Achacollo

Vivo en la búsqueda de noticias para iluminar con ellas un entorno de sombras que me angustia y al tratar de disiparlo me encuentro cotidianamente con la sonrisa alegre y pícara de una cholita cochabambina que realiza el milagro de transformar la negra realidad de nuestro país en un pedazo de valle cochabambino cercano a Quillacollo.

Con alegría cascabelera irrumpió esta mañana en mi despacho periodístico para informarme que en el Palacio Real de la plaza Murillo, donde ella actúa como corresponsal de este anciano periodista, los hombres sabios que nos gobiernan solamente dialogaban acerca de una señora llamada Nemesia Achacollo, nombrando también a otra dama oficialista llamada Felipa Huanca, mencionando también a una agrupación denominada “las Bartolinas” (versión actual de las Vírgenes del Sol de Tiwanaku).

Al escuchar esos nombres famosos Macacha inclinó su frente en señal de reverencia, aunque me dijo en la oreja que los palaciegos de alto nivel cuando se referían a esas primeras figuras del elenco gubernamental se mostraban confianzudos y decían irrespetuosamente “la Achacollo, la Huanca y las Bartolinas”.

Como viejo caballero que soy y único sobreviviente de la Juventud del Partido Liberal, me dolió ese manoseo irrespetuosos de aquellos “tirasacos”, hoy convertidos en ministros y legisladores, transformándome en un Don Quijote actualizado, cuyo código del honor me obligaba a salir en defensa de las damas.

Con mi lanza en ristre me dirigí a la cholita Macacha para anunciarle que ambos saldríamos en defensa de esas inocentes mujeres vilmente utilizadas por jerarcas abusivos que son los que mueven las fichas del Poder.

Mi reportera Macacha se conmovió ante mi hidalguía caballeresca y me manifestó que actuaría valientemente en el Palacio Real de la plaza Murillo, para lo cual le di mis instrucciones precisas.

Es por ello que a partir de mañana circulará en el Palacio Quemado y en el Palacio Legislativo nuestro breve Manifiesto que dice: “Hombres necios que acusáis a la mujer sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis”.

No achaquen a la Achacollo por la plata malgastada por mañudos dirigentes varones, pues no es propio de varones esconderse tras dignas polleras. Y que tal vez lo mejor sería que respondan todos los que recibieron dineros.