La hora de la verdad de Alí jr

Demostró que su talento conductivo, el mismo que le descubriéramos apenas arribó al automovilismo deportivo sigue incólume, en su sitio, listo para detonar en cualquier momento, así es Ali Ernesto Ali.

Centrado y veloz como un experto pese a su corta edad, es para varios entendidos un piloto esperanza de La Paz y en este debut – a producirse mañana- seguro que será cerebral porque el primer paso es adaptarse a un coche que tiene tecnología y potencia.

Será candidato a la victoria porque esta inclusión en una nueva Clase es exigente, si bien tuvo un pico excepcional de producción en el circuito Fundación de La Paz, además de tener varios podios, sabe de triunfos en otra Clase. Es evidente que le falta afianzamiento (a Ali Jr), pero cuando tuvo la oportunidad de hacer automovilismo competitivo dijo estar presente, ahora ya entonado debutará en el coche que conoce de títulos internacionales y nacionales, ni más ni menos perteneció a Eduardo “Happy” Peredo. La consistencia necesaria es fundamental para consolidarse como campeón, es probable que existan tropiezos, pero su talento quedará a salvo de cualquier contingencia mecánica, pero ello no es excusa para las ilusiones que los seguidores que piensan de él. Es sabido que puede esperarse algo más de Ali Jr. y así lo entendió su padre, que sabe harto de ganar carreras y lograr títulos nacionales, que desde la llegada del hijo ambicioso y que pretende consolidarse como un piloto completo, le ha dado su respaldo.

Seguro apostará a estrategias diferentes y hasta ilógicas en que se desenvuelve el automovilismo deportivo, con esta consideración no fue extraño verlo trepar cuando competía en otra Clase inferior. Si algo le sobro – a Ali jr- en la temporada fueron altibajos, porque es dependiente de otros factores propios de esta actividad en las que solo apareció su imagen no se sabía si podía ganar una carrera a pesar del esfuerzo llamado pasión. Que este comienzo en una nueva Clase para Ali jr. sea una ilusión, pero consistente para el objetivo; llegar a la cima del automovilismo deportivo por mérito propio sin olvidar al papa que cree en él.