Vengo observando una serie de realidades en nuestra ciudad maravillosa, y como es corriente se tiene que felicitar las buenas obras que se realizan a favor de la población. Es así que dando vueltas por los barrios, uno se da perfecta cuenta de avances significativos para superar las dificultades en las calles, avenidas y hasta callejones, por todas esas obras que son correctas, que a su vez son reveladoras para la población que está deseosa de constantes soluciones para problemas.
Asimismo, vemos cómo se supera dificultades en varias zonas y que con gran alegría surgen los barrios de verdad, donde anteriormente fenómenos del clima creaban grandes problemas a las familias para llegar a sus domicilios. A esto se agrega que por entonces (periodos anteriores) no había medios de locomoción porque las calles no eran transitables y las líneas de transporte no llegaban a muchos lugares que eran inaccesibles, por lo que el transeúnte debía hacer esfuerzos para llegar a su vivienda.
El haber transformado esos barrios ha aliviado a familias que tenían muchas dificultades. Ahora una gran parte de esa población reconoce las buenas obras y los avances en cuanto a la modernización para mantener en alto la ciudad MARAVILLOSA, y además es loable hacer referencia a la construcción de obras para el bienestar del pueblo. Es necesario reconocer a los centros de salud entregados últimamente; los ciudadanos le dirán gracias al Honorable Alcalde Municipal.
Pero así como hay progresos muy interesantes, también existen otros que son censurables, por ciertas actitudes inexplicables, que de seguro no vienen de la máxima autoridad municipal, sino de algunas direcciones, departamentos u otra repartición, cada una de ellas ocupadas en objetivos claramente establecidos.
Censurar, ¿por qué? Se ha visto muchos centros de expendio de comidas, bebidas, licorerías, centros de perversión que fueron clausurados, y que en menos de un par de días están nuevamente abiertos y la clausura es simplemente nominativa.
Los casos más increíbles son los de CLAUSURA DEFINITIVA, ya que al poco tiempo vuelven a abrir los locales como si nada hubiera pasado. Aquí es bueno preguntarse qué quiere decir “definitiva”; este término es claro y no hay lugar a equivocarse, pues es “irreversible, terminante, contundente”. Sin embargo, esos términos seguramente no los conocen algunos funcionarios; daré un ejemplo irrevocable: Hace varios meses un grupo de funcionarios de la Alcaldía allanó una casa de lenocinio, ubicada en la avenida Los Sargentos, donde se encontró a varias jóvenes, que decían que no tenían documentos de identificación o eran menores de edad, o eran extranjeras. Luego colocaron precintos con el título clausura definitiva. Pero a los pocos meses, el local comenzó a funcionar nuevamente. No quisiéramos pensar que aquí tiene mucho que ver “Don Dinero”, ojalá no sea así. De otra manera las autoridades respectivas tendrán que tomar medidas radicales contra quienes autorizaron la reapertura y hacer cumplir la clausura definitiva.
De esta manera la población felicita las buenas obras que se realizan metódicamente y por cerrar centros de prostitución en barrios céntricos y que atentan contra la moral de las personas. Es importante que estas publicaciones sean leídas y analizadas para eliminar los problemas que se suscitan dentro y fuera de la ciudad.
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