Mientras la humanidad continúa sufriendo las consecuencias del hambre, las pésimas condiciones de salud, los desastres que produce la falta de educación, los graves daños que causa la pobreza, el terrorismo se agrega con letales consecuencias porque, según declaraciones de dirigentes del Estado Islámico, “continuarán las operaciones hasta que la humanidad deje de ser infiel y se convierta al islamismo”. Una sentencia que, prácticamente, amenaza la vida de todos los que creen en Dios a través de cualquier credo religioso.
Hace pocas semanas, los terroristas causaron 40 muertes en Egipto; hace poco, 153 muertos en París y, días atrás, 27 muertos en un hotel de Mali y, luego, la prevención de que continuarán las acciones en pos de nuevos sacrificios. ¿Qué más busca el fanatismo islámico con segar vidas de inocentes? ¿Creen que predicando su religión -basada, además, en los Diez Mandamientos de la Ley de Dios como es el Corán- lograrán sus objetivos y convertirán a toda la faz de la tierra?
La humanidad padece, desde hace muchos siglos, las desgracias de guerras y enfrentamientos; padece las consecuencias de la insanía de muchos hombres que siembran muerte y destrucción por todo el mundo; tiranos y dictadores que, haciendo uso del poder de las armas, de los dineros del pueblo y de organizaciones fanatizadas, creen en la contundencia de la fuerza, hacen suyos a muchos pueblos que resultan esclavos y siervos de ideologías que, por sus resultados, han fracasado.
Muchos de esos auto-llamados dirigentes o caudillos del mundo, buscan la reposición de doctrinas e ideologías que, en décadas de dominio, sólo han alcanzado el atraso y mayor pobreza para naciones que creyeron en ellos y que esperaban políticas que cambien la pobreza e implanten medidas que efectivamente ayuden a superar las condiciones de subdesarrollo y miseria de sus pueblos. Muchos de los movimientos que han alcanzado la libertad y la independencia de sus países, han sido traicionados por los que han buscado la hegemonía de todo poder en propio beneficio y de quienes actúan como aliados o simples adeptos guiados por intereses subalternos.
El Estado Islámico, con el despliegue del terrorismo, cree poder convencer a la humanidad de bondades de su política cuando esa humanidad sufre las consecuencias de sus imposiciones y llora con los países que han sufrido la pérdida de vida de sus hermanos causando el sufrimiento de millones de personas. El Corán predica y tiene la misión de difundir la paz y el amor entre los seres humanos, la concordia y la armonía entre las naciones; pero el terrorismo se ha encargado de darle otra cara y otros objetivos contrarios a los que Mahoma, en su momento, predicó tratando de difundir los principios del Corán. La sangre, el dolor y la muerte de personas inocentes sólo traerán más dolor y sufrimiento, nunca siquiera un relativo bienestar.
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