Multivisión
El programa educativo del Estado Islámico (ISIS) en el Cercano Oriente y su ideología profunda no son temas que merecen nuestra indiferencia, porque tocan asuntos que han resultado de relevancia mundial. No hay duda de que la filosofía de la educación que propaga el ISIS provoca una controvertida perspectiva porque lastima nuestras propias convicciones.
De acuerdo con un reportaje titulado El plan de estudios del Estado Islámico: ni historia ni ciencias pero sí odio a Occidente, vemos que en los territorios que controla el autodenominado Estado Islámico se presta gran atención a la educación de niños y adolescentes conforme a los estrictos criterios impuestos por los yihadistas. Los radicales decidieron cerrar todas las escuelas gubernamentales para reformar el plan de estudios desde el punto de vista tradicional de la religión musulmana. Mediante un edicto religioso, la organización ha prohibido todas las asignaturas que “infringen la sharia (la ley consuetudinaria islámica) para así acabar con la ignorancia, promover las ciencias de la religión y rechazar los corruptos programas de educación”. Cuando los niños de Mosul o Raqqa (Irak y Siria) retornaron al curso escolar en septiembre de 2014, se encontraron con que asignaturas como ciencias naturales, filosofía, química, arte y música, historia y geografía habían desaparecido.
Según un informe publicado en marzo de 2015 por Save the Children, el número de niños matriculados en el sistema público de enseñanza en Siria se había reducido a un 50%, en comparación con la casi totalidad de menores escolarizados antes del inicio de la guerra civil en 2011. El control de la educación se ha convertido así en uno de los principales campos de batalla de los yihadistas. Ordenaron la segregación de los estudiantes por sexo. El ISIS exigió a los profesores que comprometan su lealtad al autonombrado califa Abu Bakr al-Baghdadi, que sigan el código de vestimenta islámico y dejen crecer sus barbas. El gran problema según el reportaje mencionado al que se enfrentan los niños que viven en el autoproclamado Califato Islámico es que han dejado de aprender a leer y escribir para aprender a luchar y odiar a Occidente.
Probablemente el Islam como enseñanza teológica nada tiene que ver con el Estado Islámico porque la ideología y la educación de este último están impuestas arbitrariamente y por la violencia. La filosofía de la educación de ISIS es muy selectiva; basada en un presunto mandato religioso. En sus territorios podemos observar una moralidad religiosa muy convencional con tendencia anti-occidental. Es decir: sin elementos de autocrítica. Asimismo percibimos una centralización del plan educativo, una reducción radical del número de alumnos y una marcada segregación femenina. En el plan de estudios de ISIS se establece una educación femenina según roles específicos muy tradicionales que nos llevan a rutinas antiguas, las que han quedado obsoletas en gran parte del mundo. La educación de los varones se establece según roles bélicos-guerreros también muy tradicionales. Tenemos como resultado que la filosofía de la educación del Estado Islámico conduce a ver exclusivamente elementos satánicos en la civilización occidental. Conclusión: hay una preponderancia de ideas simplistas.
Apoyándome en José Ferrater Mora, considero que podemos avizorar una filosofía de la educación con dos teorías radicales y extremas que se enfrentan. Según una hay que dar rienda a la espontaneidad individual, pues de lo contrario la asimilación de los bienes culturales es forzada y, en última medida, contraproducente. Según otra, hay que “conducir” o “educar” al individuo tratando de hacerle asimilar los bienes culturales, inclusive, si es menester, con amenaza o castigos, pues de lo contrario los bienes culturales se asimilan insuficientemente o imperfectamente. La primera teoría ofrece tendencias llamadas “progresistas”; la segunda teoría, tendencias llamadas “tradicionalistas” o “conservadoras”. Unos, pues, destacan y fomentan la espontaneidad y libertad; otros, la disciplina y la autoridad.
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