“Bolivia goza de simpatía en el mundo”, afirmó, refiriéndose a la demanda marítima boliviana, el nuevo agente chileno ante la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, José Miguel Insulza (EL DIARIO, 30/11/2015).
Obviamente que sí. Bolivia, despojada de su territorio costero y por consiguiente enclaustrada, por la fuerza de las armas del expansionismo anglo-chileno durante el Siglo XIX, siempre ha gozado de la simpatía de las naciones del mundo, para pesar de quienes nos tienen tirria.
“Se ha sensibilizado la opinión mundial a favor de nuestra causa y se ha ganado el apoyo continental a la misma, en un grado que, en verdad, no se había alcanzado en épocas precedentes”, señaló, a propósito, el embajador boliviano en Chile, en la década del 70 del siglo pasado, Guillermo Gutiérrez Vea Murguía. Véase su libro “Negociaciones Diplomáticas con Chile, 1975”, 1992, página 228.
Esta aseveración corrobora que la simpatía proveniente de la comunidad internacional hacia Bolivia, en el centenario conflicto aún pendiente, no es de reciente data, sino desde que se produjo la salvaje invasión chilena a territorio patrio en 1879.
“Bolivia goza de simpatía”, ciertamente que sí, porque esgrime ante la historia nada más que la verdad, en el diferendo marítimo. No tuvo necesidad de inventar historias, ni de recurrir a la falacia, como acostumbra el taimado vecino. Augusto Pinochet, en este marco, divulgó el embuste de que “Bolivia nunca tuvo contacto propio con el mar; que durante el régimen colonial Chile limitaba al norte con el Perú; que con la guerra del Pacífico Chile reconquistó su antiguo Litoral detentado ilegítimamente por Bolivia” (“Relaciones Internacionales – Revista Boliviana”, del Centro para el Estudio de las Relaciones Internacionales, año I. Vol. 2, segundo trimestre de 1986, La Paz, pág. 54).
“Bolivia goza de simpatía” porque jamás -y acá nos asiste la historia- asaltó, ocupó ni invadió territorio ajeno, con fines expansionistas, imperialistas ni de saqueo. Jamás estuvo en contubernio ni al servicio de potencia alguna para atentar contra la soberanía de país vecino.
“Bolivia goza de simpatía” porque ratifica su espíritu pacifista, no alienta la carrera armamentista ni asume actitudes de amenaza o intimidación. Cree en el diálogo y en la justicia internacional y por ello ha llegado hasta La Haya.
En consecuencia, Bolivia, en la histórica perspectiva de cultivar la paz y amistad, la cooperación e integración, abrió la mente, el corazón y los brazos, en un cálido y fraternal abrazo a todas las naciones del mundo, en consonancia con su política exterior amplia e ilimitada. Lo hizo desde que ingresó al seno de las naciones libres, independientes y soberanas, en fecha 6 de agosto de 1825. Sostiene cordiales relaciones con países del ámbito latinoamericano, europeo y asiático.
En suma: Bolivia seguirá gozando de la simpatía del mundo en el tema marítimo.
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