Semana Santa
La virgen de Candelaria, las estaciones del Calvario y el lago Titicaca son los motivos principales por los cuales muchos feligreses y turistas prefieren visitar el municipio de Copacabana, durante el feriado de Semana Santa.
El alcalde de Copacabana, Félix Nina, espera la visita de más de 26 mil peregrinos al santuario. Quienes realizan la caminata, ya parten por lo común el miércoles, porque saben que su recorrido será entre tres a cuatro días, aproximadamente.
Nina dijo que en el día uno los viajeros caminan alrededor de siete horas para descansar en Huatajata. En el día dos caminan como siete a ocho horas, para dormir en el estrecho de Tiquina.
En el último día, solo se camina alrededor de 4 a 5 horas, puesto que los viajeros se encuentran más relajados, toman las lanchas y degustan de las deliciosas comidas preparadas en base a pescado que ofrece en el mercado.
Una vez que llegan al municipio de Copacabana, los fieles devotos aprovechan en agradecer y pedir favores a la virgen morena, la Candelaria, a quien también le realizan promesas.
Los peregrinos, en señal de fe, no solo participan de los actos centrales que se preparan en el basílica de Copacabana, sino también recuerdan cada estación del Señor subiendo al Calvario, un sitio de camino pedregoso, gradas altas en algunos sectores que a más de uno hacen fatigar; sin embargo, ello no importa a los fieles porque se trata de recordar el sacrificio de Jesucristo en la tierra.
Una vez que los feligreses llegan hasta cúspide del Calvario se encuentran con la mezcla de dos costumbres, una totalmente católica y la otra andina, puesto que en el lugar, desde donde se evidencia una vista panorámica de la bahía y el pueblo de Copacabana, se encuentran también no solo con imágenes católicas, sino con artesanía en miniatura, igual como sucede en la Alasita.
Los creyentes rezan a Dios y a la virgen, pero también invocan a la Pachamama y entregan ofrendas o hacen sahumar las miniaturas que compraron.
En la parte posterior del Calvario, en la bajada, también se encuentra a la gente del lugar que delimita pequeños terrenos de 20 centímetros aproximadamente, las cuales son vendidos a los creyentes.
Una vez que los creyentes deciden comprar un terreno, llaman un sahumador para que invoque a la Pachamama y a los espíritus andinos para que en el futuro se concretice la compra de su nuevo terreno.
Todo aquel sincretismo, como lo denominan los expertos, llama la atención no solo de los mismos bolivianos sino del turista que llega desde diferentes partes del mundo para evidenciar la peculiar forma de vivir la Semana Santa en el concurrido municipio de Copacabana.
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