Caso que se convierte en paradigma

Hay una realidad política que se reproduce en varios países del Tercer Mundo, ese modelo puede resumirse en la fórmula: de pobre a dirigente sindical, de dirigente a Presidente, de Presidente a…. algo indeterminado que, por lo general, parece no terminar bien. A continuación un ejemplo de los últimos 50 años.

Según nos informa Wikipedia, Luiz Inácio Lula da Silva nació en Garanhuans, estado de Pernambuco, el 27 de octubre de 1945, séptimo de los ocho hijos (cinco varones y tres mujeres) del matrimonio de campesinos analfabetos, cuyos miembros eran Arístides Inácio da Silva y Eurídice Ferreira de Melo.

Hasta los cinco años no conoció a su padre, estibador en Sao Paulo, del que trazó un retrato cruel en una biografía autorizada, acusándolo de ser un alcohólico, “un pozo de ignorancia”, y de estar más interesado por su perro que por su numerosa y hambrienta prole. La madre y los hijos, huyendo de la miseria, se trasladaron a Guarujá en 1952 y después a Santos, la aglomeración portuaria paulista. El matrimonio se separó en 1956.

Luiz Inácio, al que sus familiares apodaban Lula, durante su periodo de escuela primaria costeaba su vida como vendedor ambulante y recadero. Siguió un curso en el Servicio Nacional de Industria, para la formación profesional, y se especializó como tornero mecánico en 1963.

En 1966 fue contratado por Industrias Villares, donde se inició en el sindicalismo de la mano de su hermano José (Frei Chico), militante comunista, detenido y torturado por los militares. En 1972 fue elegido secretario del sindicato metalúrgico local, que pasó a presidir tres años más tarde y se convirtió en líder de la zona industrial más importante del país.

Fue el principal promotor de las grandes huelgas y manifestaciones que debilitaron el poder de la dictadura y aceleraron su caída. El 10 de febrero de 1980, al amparo de la amnistía y la tímida apertura, fundó en Sao Paulo el Partido de los Trabajadores (PT) de orientación socialista, con apoyo sindical y de varios intelectuales, clérigos y profesores. En abril del mismo año, encabezó una huelga de 41 días, una corte marcial lo condenó a tres años y seis meses de cárcel, pero la sentencia fue anulada en apelación.

Después de dos derrotas como candidato presidencial, se inició un viraje estratégico al comienzo de la campaña electoral a fines de 1991, cuando los asesores de Lula adoptaron una visión menos radical del combate político y convirtieron al líder obrero en un político profesional. Se alió con el magnate textil José Alencar, del Partido Liberal, designado candidato a la vicepresidencia. Los asesores impusieron una imagen inédita del candidato, menos hosca, con traje y corbata, padre y esposo afectuoso, que no desdeñaba las manifestaciones populistas.

La política brasileña experimentó un auténtico terremoto cuando Lula da Silva fue elegido presidente de la república en la segunda vuelta de las elecciones, el 27 de octubre, con más de 50 millones de votos (el 61,27 %), convirtiéndose en el candidato más votado en la historia de Brasil.

Lula compitió de nuevo el año 2006 para la reelección de Presidente, habiendo sido electo y derrotado a Geraldo Alckmin del PDSB.

Los recientes escándalos por corrupción gubernamental en el Brasil, acaecidos durante este segundo periodo, llevaron a que Lula fuera detenido, la presidenta Dilma Rousseff para salvar a este amigo lo designó como Ministro de la Presidencia, decisión que fue revocada por un Juez, devolviendo a Lula a la prisión.

Una historia de éxito que parece repetirse en algunos casos en nuestro continente, las coincidencias pueden ser fácilmente identificadas por los lectores. ¿Qué es lo que sigue? Habrá que leer en hojas de coca.