Compras insulsas

La planta de separación Carlos Villegas, instalada en Yacuiba, es una fuente de malas noticias para el país: grandes negociados en el sobreprecio y una pésima gestión, por la cual en este momento solo utiliza 15% de su capacidad instalada.

PETRÓLEO ORO ESTAÑO Ayer el precio del petróleo marcó su segundo día a la baja tras una racha de cuatro semanas al alza. El mercado de tanto del WTI como el Brent está cerrado hoy por el viernes santo. La semana cerró a la baja, 4% y 1,8% respectivamente, debido a las cifras publicadas el miércoles de las reservas de EEUU que fueron mucho más altas de lo esperadas. Esta caída es, según algunos expertos, una señal de que el precio no está en un proceso de recuperación. El oro cerró la semana a la baja tras especulación sobre la posible alza en las tasas de interés de EEUU. La economía internacional ha estado marcando un ritmo optimista durante las últimas semanas con las bolsas internacionales al alza. Los ataques terroristas y el anuncio sobre las tasas de FED pusieron fin a la racha. Sin embargo, el oro no ha logrado el alza que generalmente acompaña un bajón en las bolsas los expertos no esperan una pronta recuperación. El lunes de esta semana China publicó cifras de importación de mineral de estaño para febrero y muestran una fuerte caída. Myanmar registró la mayor caída, 88% menos que en enero y 53% menos que en febrero del año pasado. Febrero mostró las menores importaciones chinas de mineral de estaño de Myanmar desde septiembre 2014. Los expertos de ITRI consideran que las eventas volverán a la normalidad en los próximos meses.

Tres adendas firmaron las autoridades de YPFB para elevar el precio de la planta de US$ 498 millones a US$ 556 millones, un monto que no es el final, pues ahora se habla de US$ 800 millones.

Lo peor es que según el experto Carlos Delius, cuyas opiniones fueron recogidas por Siglo 21, esa planta de separación, así como la de Río Grande, no tienen razón de ser.

La crítica de Delius es que los líquidos que van por el ducto no debían ser extraídos, pues los dos países compradores del gas pagan por ellos en cuentas especiales, o sirven para elevar el valor calórico del gas hasta los niveles establecidos por los contratos.

Cuando son extraídos del ducto, según esta intención sui géneris, los líquidos deben ser cargados en camiones cisterna y llevados hasta no se sabe qué mercados de consumo, porque la demanda interna está atendida y si se quiere llevarlos al exterior está el inconveniente de la inexistencia de carreteras.

Muchas ventajas ha recibido la empresa española Técnicas Reunidas S. A. de parte de las autoridades de YPFB. No solamente se produjeron incrementos sucesivos en el monto, sino que, según denunció la agencia ANF, la estatal boliviana pagó un doble aguinaldo a los trabajadores de la empresa española.

La imprevisión fue la constante en la historia de la instalación de la planta, pues el ingeniero Delius dice que cuando se la pone en funcionamiento, las autoridades argentinas observan que la riqueza del gas que llega a ese país es inferior a la convenida en los contratos. Por lo tanto, para que Argentina no reclame, la planta debe ser apagada.

Si no existe el reclamo significaría que Argentina nos debe por todo ese producto adicional que ha recibido durante años.

Y hay más. Según el ingeniero Guillermo Tórrez, experto en petroquímica, el propano que produce la planta no podrá servir para la producción de polipropileno, porque tiene un costo de US$ 240 por tonelada y para que sea una operación económica, se requeriría que fuera de US$ 160.

Si de todos modos se produjera el polipropileno con ese propano, para poder venderlo habría que subvencionar el precio: es decir que sería un negocio sin utilidades, sino con pérdida.

De todo esto es inevitable concluir que este tipo de proyectos no son hechos con la intención de beneficiar al país, sino de firmar contratos con cláusulas reservadas.

Un procedimiento parecido llevó a que Petrobras esté ahora al borde de la bancarrota, pues su deuda externa es de US$ 120.000 millones.

Los equipos de perforación de industria china que se instalaron en Lliquimuni para una perforación que costó US$ 540 millones, son retirados aprisa porque no se encontró ni gas ni petróleo.	Pero por razones de política de comunicación del gobierno, YPFB tuvo que anunciar a los pocos días que no ha perdido las esperanzas de encontrar hidrocarburos en la zona y que quiere, de todos modos, perforar un nuevo pozo.