El retorno de la música

El comienzo musical de este año nos brindó el Círculo de la Unión, con su acostumbrada divulgación selecta, esta vez deleitándonos en enero con el concierto de piano de la Srta. Anastasia Tsinova, que por su magnífico desempeño fue muy aplaudida. También el Círculo de la Unión comenzó sus sesiones de ópera para los amantes del bell canto, con la infaltable introducción del Arq. Juan Carlos Calderón y Ricardo Estrada.

Creímos que el silencio había llegado al Centro Sinfónico; felizmente esto fue algo momentáneo, porque reinició sus galas musicales, con un programa novedoso de la Orquesta Sinfónica Nacional denominada “MAR AZUL, sueños de Libertad”, en el que nos llevó a una reconstrucción histórica con música de los tiempos de la Guerra del Pacífico, bajo la dirección del maestro Eduardo Vargas, como Director Invitado.

El auditorio fue sorprendido gratamente con la ejecución de pequeñas obras de autores nacionales de fines del Siglo XIX, originalmente composiciones para piano que han sido orquestadas por Javier Parrado.

Así escuchamos la mazurka El Alto de la Alianza de Modesta Sanjinés; Berceuse, Op. 63 de Adolfo Ballivián. Otra vez la hermosa composición breve Polka en Sol menor, de Modesta Sanjinés y el vals en Re mayor de Manuel Norberto Luna, bellísima composición que puede dar la vuelta al mundo como un vals del mundo de ensueño de los Strauss.

Este concierto nos hace ver que la investigación puede descubrir piezas importantes de música escrita por bolivianos, como lo hicieron Mariana Alandia Navajas y Javier Parrado, éste último haciendo los arreglos para orquesta sinfónica de dichas composiciones. Cuánta inspiración yace en el olvido y la indiferencia, cuando una campaña de recuperación puede descubrir verdaderas joyas musicales para difundirlas en el país y el extranjero.

De hecho, las obras interpretadas en el Centro Sinfónico los pasados 9 y 10 deben ser objeto de divulgación intensiva en nuestras salas y en los institutos de enseñanza musical; pues, merecen ser conocidas e interpretadas en los grandes teatros del mundo y sacarían a Bolivia del anonimato musical al que la falta de difusión de nuestros valores musicales nos ha relegado; por eso esta feliz iniciativa con la que el Centro Sinfónico ha comenzado el Programa Musical de 2016 es digna de aplauso y felicitación que ojalá no quede en esta sola audición.

En la segunda parte del Programa se interpretó una obra difícil de Johannes Brahms, como es la Sinfonía Nº 3 en Fa mayor, en cuya interpretación la Orquesta Sinfónica Nacional fue impecable, bajo la Dirección del Maestro Invitado Eduardo Vargas, que como en las composiciones anteriores demostró elegancia y pulcritud, con el mérito adicional de dirigir la orquesta sin partitura, algo relevante por la dificultad de la composición de Brahms.

Este concierto revela que la Orquesta Sinfónica Nacional ha alcanzado un gran nivel de profesionalismo y virtuosismo que la sitúa entre las mejores orquestas de Latinoamérica. Si el Gobierno le dedicara más atención y recursos al desarrollo de nuestra cultura musical, sin dudarlo alcanzaría merecido prestigio internacional.

Hay composiciones bolivianas de maestros de los siglos XIX y XX que son verdaderas piezas selectas, que con un adecuado arreglo para orquesta podrían competir con otras de su género en el repertorio internacional.

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