Luis Asturizaga Salmón
Bolivia ha nacido a la vida independiente con amplias costas marítimas. Esta es una verdad que nadie puede negar porque está demostrada en la historia.
Todos sabemos, menos Chile, por supuesto, que el 14 de febrero de 1879 Antofagasta fue asaltada sorpresivamente por la huestes chilenas, armadas hasta los dientes y a bordo del blindado Cochrane y la Corbeta O’Higgins. Este insólito hecho fue el prolegómeno de la invasión chilena a nuestro país, que se produjo sin declaración de guerra, ni motivo alguno. Se trató, reiteramos, de una artera invasión a nuestro país que nació a la vida independiente el 6 de agosto de 1825, gracias a la espada libertadora del padre de la Patria, Simón Bolívar.
Posteriormente, el 23 de marzo de 1879 se produjo nuevamente la invasión araucana a nuestro país, cuando los chilenos asaltaron nuestras costas marítimas, ocasionando a Bolivia grandes pérdidas, no solamente territoriales y marítimas, sino que también se apoderaron de grandes riquezas que poseía nuestro país, como salitre, guano, cobre y otros con los que Chile se enriqueció grandemente.
Esta verdad es irrefutable, el mundo sabe que Chile ha invadido nuestro país, lo que constituye una afrenta y un ataque a la convivencia pacífica, razón por la que organismos internacionales, como la Corte Internacional de Justicia de La Haya o la Organización de Estados Americanos, no pueden negar la verdad, porque Bolivia no miente al sostener que su territorio ha sido cercenado, asaltado, reducido. Por tanto esta verdad no necesita de alegatos ni magistrados, vengan de donde vengan.
Mientras esto suceda, debemos estar seguros que los bolivianos nunca dejarán de reclamar por lo que en derecho le corresponde, esperando que este problema sea resuelto en honor a la verdad, más temprano que tarde.
El 23 de marzo es el día en el que los bolivianos recordamos un suceso inaudito, como fue el cercenamiento territorial y marítimo de nuestro país. Por ello mi mayor solidaridad a la causa marítima, expresando que no habrá olvido hasta que esta lesión sea reparada.
Honor y gloria a los caídos en defensa de la Patria y tengan por seguro que este problema se resolverá tarde o temprano, por la razón de la fuerza o por la fuerza de la razón.
Adelante, Bolivia, “hacia el mar”.
El autor es Vicepresidente de la Asociación Boliviana de Relaciones Públicas.
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