Las raíces conservadoras bajo las apariencias radicales en América Latina

Jorge Roberto Marquez Meruvia

El 9 de marzo del año en curso se presentó en el Museo de Etnografía y Folklore: “Las raíces conservadoras bajo las apariencias radicales en América Latina” del Dr. H. C. F. Mansilla. Junto al Dr. Rodolfo Santivañez y gracias a la invitación del director de Rincón ediciones y del autor estuvimos comentando esta su obra.

América Latina tal como menciona el autor tiene fuertemente cimentadas dos tradiciones: la primera, la tradición precolombina, en la cual el colectivismo y el autoritarismo formaban parte de su estructura, sin embargo, para gran parte del imaginario de la población estas civilizaciones indígenas se encuentran muy idealizadas, donde sus hábitos y modos de organización son de un gran respeto a la paz y al medio ambiente; la segunda, la tradición íbero-católica, la cual en el nuevo mundo tuvo una actitud bastante laxa con su aporte hacia la filosofía y la teología, empero, las artes y la música fueron explotadas con éxito.

Bajo este escenario Latinoamérica tanto en el período colonial como en el republicano se mueve bajo prácticas autoritarias, colectivistas y la necesidad de un caudillo, quien tiene la capacidad de seducir a las masas. Los discursos de estos regímenes tienen como principal característica dicotomías simples, las cuales dejan en claro quiénes son los buenos y patriotas, y quiénes son los malos y antipatriotas. También tiene la habilidad de crear la ilusión de que las masas toman las decisiones importantes del Estado. Nicolás Maquiavelo mencionaba que los príncipes autoritarios tienen la capacidad de llamar a asambleas, convenciones, conferencias y reuniones en las cuales la población cree muy ingenuamente que toman las decisiones supremas para su futuro, eligiendo entre las opciones que les da el príncipe autoritario. Tristemente, la población no tiene la capacidad de darse cuenta que está siendo utilizada para fines distintos, como ser las ansias de poder de los gobernantes. Estas clases dirigentes con rasgos radicales en sus discursos terminan suplantando a las viejas élites, haciendo grandes fortunas a partir del control del gobierno.

Estos procesos “revolucionarios” son interesantes en el campo de la retórica, empero, jamás tienen la capacidad de cambiar la realidad. Un claro ejemplo es la revuelta de monjes anabaptistas de Müster en 1534 a la cabeza de Jan van Leiden. La revuelta comienza por el abuso de la aristocracia sobre la población y Jan van Leiden con un discurso con características místico-sensuales: igualdad entre los hombres y puritanismo religioso, siembra las bases de la nueva sociedad. Siguiendo las ideas de Platón se implantó el pensamiento único y se condenó a muerte a todos aquellos que pensaban diferente (expulsión de los poetas).

Muy rápidamente la nueva élite hizo grandes fortunas, adoptó un modo de vida lleno de lujos y para cumplir sus caprichos explotó a la población. La irracionalidad llevada a cabo para crear al “nuevo hombre” llegó a excesos, como por ejemplo, que Leiden tenía un pequeño harem de dieciséis doncellas para goce propio. Estos abusos terminaron cuando la misma población abrió las puertas de la ciudad a los ejércitos de la aristocracia para retomar el poder.

Los regímenes populistas en América Latina no distan mucho del macabro escenario de Müster en 1534. Las tradiciones colectivistas de gran parte de América, las cuales se encuentran fuertemente arraigadas, no aceptan el accionar y el pensamiento individual. Siendo peligroso para estos regímenes que los individuos logren su singularidad y empiece a florecer la inteligencia creativa. El Dr. H. C. F. Mansilla en ejercicio de su singularidad y con una actitud humilde como el dudar y el desencanto nos da una mirada diferente de los latinoamericanos, que posiblemente no sea del agrado de muchos, ya que no sigue con la retórica convencional a la cual nos encontramos acostumbrados.

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