La deuda chilena a Bolivia

A 137 años de la invasión de Chile a territorio boliviano, las heridas inferidas por esa incursión bélica aún no han sanado. Los bolivianos nunca olvidaremos que por aquel nefasto hecho el país ha perdido ingente riqueza natural y, sobre todo, el acceso soberano al mar.

Chile con la invasión al Litoral boliviano en 1879 ha dejado enclaustrada a Bolivia entre sus montañas de la cordillera de Los Andes, asfixiándola, sin posibilidades de comunicación libre y directa con los países del mundo. Con la usurpación del Litoral, Chile ha condenado al pueblo boliviano a muchos perjuicios por las incalculables pérdidas económicas y, al mismo tiempo, al atraso y subdesarrollo.

Entre las riquezas naturales que arrebató Chile a Bolivia están el cobre y el oro de la mina más grande del mundo, Chuquicamata. Esta mina reporta a Chile alrededor de 20.000 millones de dólares anuales, multiplicado por los 137 años que la viene explotando, la misma alcanza a 2.740 billones de dólares, que solo representa, aproximadamente, el 30 por ciento de los otros recursos que le fueron arrebatados a Bolivia, como guano, salitre, minerales valiosos como plata, estaño, plomo, zinc, etc. y las aguas del río Lauca y los manantiales del Silala, que arbitrariamente desvió Chile, las mismas que vienen aprovechando desde muchos años atrás. Y gracias a esos recursos, robados a Bolivia, Chile obtiene pingües ganancias que le permiten hoy gozar de una economía fuerte, y además le sirven para comprar armamento de guerra, como tanques, misiles, aviones, etc. Pero, ¿para quién se arma Chile?

Es hora de que los gobernantes chilenos entiendan que la saña con la que han venido actuando en contra de Bolivia, hoy debe ser reparada, concediendo a nuestro país una salida territorial libre y soberana hacia el mar; además, deben entender que la usurpación cometida en contra del país, es censurada por los pueblos de América y el mundo.

Chile cuenta con más de 1.200 kilómetros de costa marítima sobre el océano Pacífico, en nada le afectaría ceder unos 100 kilómetros de corredor a Bolivia; sin embargo ellos se resisten a hacerlo. ¿Es por capricho de mantener enclaustrada a Bolivia?, ¿es simplemente por la soberbia de una élite de la oligarquía dominante anglo-chilena, encaramada entre los gobernantes de ese país? Pero ya conoce el mundo que la actitud demostrada por los gobernantes de Chile es en contra de la voluntad y deseo del pueblo chileno, que entiende y está consciente de que su país tiene una deuda pendiente con Bolivia, la misma que debe ser reparada, dotándole de un acceso libre y soberano de salida al Pacífico.

Las promesas de Chile a Bolivia han sido muchas, entre ellas, la más reciente oferta de 1975; sin embargo, estas nunca fueron cumplidas. Son deudas pendientes que perduraron en el tiempo, hasta que hace un par de años Bolivia llegó a demandar a Chile ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya, donde actualmente se ventila el caso. Es muy ponderable que en aquella instancia, Bolivia tiene ganado el primer paso, y cifra sus mayores esperanzas en que ese organismo mundial dictamine a favor de Bolivia el próximo mes de julio, porque la razón y la justicia están de nuestra parte. ¡Bolivianos, vayamos hasta conseguir el mar para Bolivia!