Unos de los materiales de mayor demanda entre los ciudadanos bolivianos para la construcción, es sin duda, el ladrillo al igual que otros pero en menor proporción. El mismo aparentemente no tiene ningún control de su producción y menos sobre el uso de tierra; demostrando que aún sigue siendo de producción libre y también en su venta, debido a que en los centros de venta de materiales existen de todo precio, aunque dependiendo de la calidad; primera, segunda e incluso tercera calidad.
Los centros de abasto, efectivamente muestran la calidad del mismo y en otros con muchos defectos que tienen un precio menor, algunas ferreterías por ejemplo no desean explicar de dónde consiguen el producto o qué ladrilleras les abastecen, prefieren mantener en reserva el asunto, justamente para evitar ser fiscalizados o denunciados.
Don Víctor C. Chambi, es vendedor de material de construcción en la ciudad de El Alto, y comenta que los ladrilleros solamente reciben pedidos en sus lugares de trabajo “pocos son los que vienen y ofrecen el producto. Cada tienda encarga la cantidad de material y recogen de las ladrilleras. No entregan en obra, porque las tiendas somos intermediarios y no nos conviene que vendan de manera directa al cliente, caso contrario no ganamos. Por ejemplo he pedido para esta semana 20.000 ladrillos, un cliente está construyendo su casa a pocas cuadras y esa venta -el pedido ya está hecho…- es entregar no más”, afirma, previa consulta si era de impuestos o la renta.
Le preguntamos de dónde adquiría el ladrillo y quienes fabricaban, un tanto evasivo atinó a decir “tenemos caseritos que nos venden, son ladrilleros que fabrican a pedido, la cantidad que uno desee”.
Le propusimos comprar ladrillos con factura y la respuesta fue muy sencilla “aquí no más tienes que hacer tu pedido y dependiendo de la cantidad, te decimos el días que vienes a recoger. Ahora lo de la factura podemos charlar…”.
La interrogante no fue despejada e insistimos en decirle que cual era el trato “con factura el precio sube…pero vendemos. También le damos sin factura, la diferencia no es mucha. Cuando se trata grandes pedidos damos el documento, pero cuando nos compran poquito, así no más entregamos…a la gente de por aquí no le interesa la factura. Ahora, algunos que entregan en obra, parece que les piden factura”.
En otra tienda, nos anuncian que si pueden dar factura, aunque aclaran que ellos tampoco reciben el producto con factura de parte de los ladrilleros y consecuencia se circunscribe al pedido en cantidad y entrega en fecha determinada, es la forma cómo se comercializa el material mediante las tiendas, ferreterías, caso contrario compra directa en obra.
En ese afán de establecer de cómo se comercializa este material, llegamos a consultar a 30 personas que se dedican a la venta del ladrillo, aunque no de manera exclusiva sino otros materiales de construcción.
Del total de las encuestas, la mayoría no recibe el producto contra factura de parte los ladrilleros, quienes prefieren vender su producto con pedidos de las tiendas de materiales, porque suponen que es una buena forma de evitar la facturación. Pero también generan un círculo entre vendedores de ferreterías y fabricadores. Esa complicidad efectivamente funciona y desemboca en la ganancia de ambos, evitando pagar impuestos.
La mayoría de los ladrilleros que abastecen a las dos ciudades son de El Alto y de Viacha, pero que llegado el momento prefieren hacerlo mediante las tiendas y muy poco en obra, debido a que pocas ladrilleras cuentan con ese servicio de transporte.
Manteniendo en reserva el lugar y nombre de los ladrilleros, conversan con facilidad, pero en ningún caso revelarían a sus abastecedores de material, ya que también es su negocio, evitando que los clientes incluso piedan eliminar la intermediación de sus tiendas y comprar de manera directa del fabricante.
“Hay ladrillos de toda calidad, desde Bs. 450 x 1000, cuando están un tanto quemaditos, no todo, sino algunos y sirve. La gente también quiere ahorrar. Ahora que aguanta el producto en las paredes, no hay problema. Por ejemplo por más abajo de Río Seco, compran ladrillos para amurallar o hace sus casas, entonces buscan baratito no más, aunque ahora están cercando sus terrenos con adobe que ellos mismos elaboran”, asevera don Joaquín P.
Según los entrevistados, los materiales que más salen a la venta es justamente el ladrillo y el cemento, accesorios de cocina y baños “Vendemos más cemento y ladrillo, aunque son temporadas nada más, ya que durante el año vendemos otros materiales como fierro, clavos y lo que es la línea blanca de construcción” .
Pese a esta situación, ubicamos una ladrillera muy cerca de Alpacoma, donde solicitamos los precios, sin embargo el encargado, nos dijo que solamente reciben pedidos grandes y no venden de “milcitos”. “si quiere 20.000 o 30.000 tiene que ir a tal tienda de materiales y dejar su pedido, ellos son los encargados de vender nuestros ladrillos, no vendemos aquí”.
Está sociedad entre comercializadores y fabricantes, para ambos es estratégico, buen negocio, evitan el pago de impuestos en la mayoría de los casos, mostrando que la fabricación del material más importante en el país, es de producción libre y no existe control alguno de la producción y peor de la calidad de parte las autoridades del Estado y menos de otras instituciones relacionadas con el rubro, pero el caso no solamente se refiere a la ciudad de La Paz, sino también a otros departamentos del país.
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