Las ciudades están obligadas, prácticamente, a contar con “parques” industriales y distritos para la tecnología.
La migración hacia áreas urbanas (estimaciones de Naciones Unidas) hará de América Latina, particularmente, más urbana que rural, lo que planteará nuevos desafíos para las ciudades; especialmente en lo referido a implementación de políticas públicas.
No perdamos de vista que nuestras ciudades fueron diseñadas y construidas -muy pocas planificadas- con criterios del Siglo 19 y ahora se debe aplicar criterios del Siglo 21. El desafío de cerrar la brecha mental es complicado, pero no imposible.
De manera que conceptos como Desarrollo Urbano Sostenible vendrán de la mano de la construcción -como siempre subrayamos- de las Smart Cities o Ciudades Digitales con nuevos paradigmas de gestión de la innovación.
La emergencia de la tecnología como un actor en la nueva conceptualización de negocios, de la política y de la elaboración de políticas para las ciudades nos hacen pensar en ese Big Data (grandes datos recolectados de la ciudad) y utilizados para retroalimentar el desarrollo de la ciudad.
Naturalmente a mayores datos sobre consumo de electricidad, gas y combustibles tendremos mejores data para generar políticas de eficiencia energética en las Smart Cities.
Un par de ejemplos concretos de la modernidad y mejora de las ciudades que están aplicando tecnología de punta a sus ciudades: Madrid y Medellín.
En Madrid (España) está la famosa autopista/carretera M30 vía de circunvalación que rodea el centro de la ciudad de Madrid, con 32,5 Km y una intensidad de circulación media de 300.000 vehículos/día. Está bajo gestión inteligente de infraestructuras, de manera que desde una plataforma de tecnología (centro de control) se coordina y utiliza toda la información que recaban cámaras y sensores distribuidos por la vía, para gestionar el tráfico. Datos independientes confirman que esta gestión inteligente de la famosa M30 significa un ahorro de 2,5 millones de litros de combustible al año, debido a que la tecnología permite modificar tramos, evitar paradas innecesarias en horas/pico, etc.
Esto nos muestra que en un futuro no lejano todas las ciudades serán Ciudades Digitales, una constante: recogida de datos, comparación de datos y aplicación de políticas que ayuden a la gobernabilidad y la transparencia digital.
La gestión tecnológica de la infraestructura aporta a la innovación en transporte y energía, concretamente, generando nuevos conceptos, como dijimos, de desarrollo urbano de las ciudades inteligentes.
Las plataformas integradas (tecnología de punta aplicada a las ciudades) fomentarán cambios en la planificación y la gestión de las ciudades.
Un segundo ejemplo, muy interesante, es el aplicado en Medellín (Colombia) que lideró un nuevo modelo: ciudad segura, sostenible y saludable implementando un “distrito” de innovación para hacer de Medellín una Smart City (2.4 millones de habitantes dentro de su zona metropolitana de 3.8 millones).
Para ello aplicó de forma transparente y eficiente los recursos públicos y fundamentalmente promocionando una sólida relación con el sector privado a través de alianzas para promover inversiones.
Aquí quiero copiar un concepto interesante del creador de los distritos de innovación de Medellín (el ex alcalde Gaviria Correa) que indica que para generar modelos de Smart Cities se requiere estos elementos: 1) seguridad, porque sin seguridad no vienen las personas y menos los capitales; 2) infraestructuras competitivas para conectividad, movilidad, transporte público y buenos servicios públicos de buena calidad y a bajo costo y 3) recurso humano bien capacitado y enfocado hacia las nuevas tecnologías, la innovación y creatividad.
Ese esquema, unido a una reglamentación especial para descuento de impuestos, incentivos tributarios y otras facilidades logró que capitales privados enfocados a la innovación quieran instalarse allí.
Con esa receta sencilla pero efectiva y con esos ejemplos de la revolución de la tecnología -introducida a los modos de vida de las ciudades-, los alcaldes de visión moderna y de avanzada de América Latina están llamados a crear, instalar y dar las facilidades necesarias para que en el marco de sus jurisdicciones se aperture parques industriales tecnológicos que tengan servicios (agua, electricidad, conexión de fibra óptica, etc.) para que emprendedores e inversionistas privados instalen centros de diseño de software, de asistencia técnica y de desarrollo. Estos parques de inversión privada serán verdaderos distritos de tecnología donde se incube las nuevas buenas ideas para el Siglo XXI.
El autor es consultor del sector privado, sigue sus análisis en Twitter: @bguzqueda
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