De manera insistente, durante los últimos meses altas autoridades nacionales han estado haciendo declaraciones concretas en sentido de que el Gobierno actual es objeto de oposición creciente y, entre otros, de conspiraciones e inclusive un “golpe” que pondría fin a su gestión. Los proyectos desestabilizadores han sido atribuidos tanto a partidos políticos, periodistas, así como a instituciones nacionales e internacionales.
La más reciente denuncia en esa dirección fue hecha por el presidente Evo Morales, quien, desde el lecho de recuperación en que está postrado, señaló que una de las “conspiraciones” está digitada por la cadena de televisión CNN y, a la vez, acusó a un periodista de cometer por lo menos cuatro delitos que tratarían de desestabilizar al régimen aún imperante. Al respecto, Evo Morales dijo textualmente: “Quiero denunciar la complicidad de CNN en una conspiración política en Bolivia usando un niño”, relacionando el hecho con la supuesta afirmación de su ex pareja, Gabriela Zapata, sobre la existencia de un hijo que nació, murió, reapareció, fue usado para una actuación judicial y, finalmente, sería inexistente. Otro anuncio de “golpe” fue hecho por el ministro Juan Ramón Quintana, quien llamó a “defender a Evo y a la patria de un “golpe” dirigido por una “mafia mediática-política”.
Denuncias de conspiración también fueron expresadas por el vicepresidente García Linera, quien también acusó a un periodista de CNN de un complot en reunión con la derecha, con los “vende patria”, capaces de cualquier cosa. A esa última argumentación, el presidente Morales agregó que ya no solo se trata de una “conspiración usando un niño” sino de un “golpe mediático-político en Bolivia”, supuesto “golpe” que sufrió en semanas previas al referéndum del 21 de febrero y aún estaría latente.
En todo caso, la cadena de denuncias de conspiraciones y golpes expuesta por altos dignatarios de Estado, se ha venido repitiendo con alguna insistencia, causando cierta preocupación en la opinión pública, que ya consideraba que la era de los golpes de Estado había pasado a la historia y que nunca más se repetirían los episodios intempestivos de cambio de gobierno. Es más, la renovada y enérgica denuncia oficial de intentos para desestabilizar al régimen actual, sin que existan datos concretos y pruebas objetivas, ha hecho recuerdo a la fábula del pastor y el lobo. A ese pastor por tanto alarmar con falsos anuncios (¡que viene el lobo!, ¡que viene el lobo!), nadie le creyó y finalmente apareció el animal y devoró a todo el rebaño y hasta al mismo personaje.
En todo caso, mientras la opinión pública no cree en “golpes” y “conspiraciones”, en el Gobierno y sus servicios de “inteligencia” se teje muchas conjeturas al respecto, lo que permite deducir que “cuando el río suena es porque piedras trae”, como dice el refrán popular, aunque Quintana aseguró que “Evo Morales es insustituible” y Gabriela Montaño sostuvo que líderes como Evo Morales nacen cada 150 años.
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