Punto aparte
De forma notable, están surgiendo dos realidades en el campo político. El tema siempre es necesario tratarlo, porque la política es la que marca los signos de los países. Todo el mundo experimenta esta realidad y, por supuesto, Bolivia también. De ahí que es pertinente ocuparse de ella.
Aunque mucha gente es renuente a ocuparse del asunto, pues cree que puede darle las espaldas. Pero esto no es posible, cada quien tiene siempre que tener la orientación suficiente como ciudadano votante, pero además como ser pensante.
La política para muchos es ajena a sus inquietudes y para otros detestable, porque en el país no siempre ha sido administrada en forma adecuada e incluso ha servido para utilizarla de manera arbitraria y, por tanto, ha causado malas experiencias, sea en el orden público como en el privado.
Sin embargo, hasta puede decirse que es la ciencia de las ciencias, porque de su práctica surge una dependencia total. Es la que define el presente y el futuro individual y colectivo. La cuestión radica en cómo se la administra y cuáles los efectos que genera.
En Bolivia hay gente que se involucra en la política por el supuesto de que es una vía para el aprovechamiento personal, lo que implica un desafuero. La política, por encima de cualquiera consideración ligera, es un servicio. Pero, como ello no fructifica en el plano personal, entonces se piensa que es una pésima forma de ocuparse de ella.
En el fondo, cuando se procede en función del interés individual, se refleja una conducta egoísta, se pierde de vista que por medio está una sociedad y que para ser parte positiva de ésta, el requisito fundamental del pensamiento político es la solidaridad. Más todavía, la preocupación por los demás y no encerrarse exclusivamente en lo personal. Esto implica, entonces, más que simple solidaridad, sino generosidad, que es la riqueza más sublime que detenta en su conciencia el ser humano.
Los ideólogos que ha tenido y sigue poseyendo la humanidad no se reducen precisamente al interés individual, sino más bien tienden a identificarse y solidarizarse con su entorno y también preocuparse de su futuro, bien o mal, pero desprendiéndose del cascarón individual para extender sus inquietudes e iniciativas para el conjunto del que son convivientes.
A partir de las ideas políticas, de la ideología, como expresión global, se han formado los partidos políticos. De distinta índole, como no puede ser de otra manera, pero con el propósito, en cada caso, de aunar los valores del conjunto para el tránsito común por un sendero, una vía, un camino.
Al exponer lo anterior, corresponde también situarse en las posibilidades existentes, tanto en términos personales como en los colectivos. Al presente, pudiera sentirse como extraño, pero está desapareciendo la intención constituir partidos o ser participante de éstos. Esta conducta puede tener una doble interpretación.
Se advierte una fuerte tendencia al individualismo y, consiguientemente, a despreocuparse de lo ajeno, de lo que está más allá del ser personal. No parece pertinente interpretar y menos opinar si es acertado o no este comportamiento. Simple y llanamente, lo que resulta adecuado es anotar el hecho.
De otro lado, lo que se advierte en Bolivia y otros espacios terrenales es que se está optando por encontrar las coincidencias de pensamiento y exponerlas públicamente. En unos casos, puede que las voces se queden reducidas a lo propio, pero en otros están dirigidas a obtener respuestas similares, pero sin compromisos mayores.
Esto sucede actualmente con las redes sociales. Las personas que tienen inquietudes por lo social, manifiestan su sentir, su manera de captar el acontecer diario, para ver si alguien o algunos lo comparten, o son solitarias.
Se están dando casos en que de manera casi subrepticia se encuentra ideas, preceptos y opiniones coincidentes. Sin embargo, no hay el interés de volver a experiencias anteriores, como eran los partidos políticos. Ahora se forman grupos de personas independientes, pero, a la vez, rompiendo el aislamiento, se animan a compartir ideas, impresiones e incluso reacciones acerca de los sucesos diarios.
Esta es una novedad que cabe rescatarla y recogerla en palabras y hechos aislados. Únicamente se trata de captarlos y ponerlos en evidencia. El resto, que siga siendo como cada cuál desea que sea y nada más. Es necesario respetar y asimilar las enseñanzas que deparan estas nuevas realidades.
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