Demanda por el Silala
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya comunicó que Chile, en el marco de la demanda que puso contra Bolivia, por el uso de los manantiales del Silala, debe presentar su memoria el 3 de julio de 2017, en tanto, a Bolivia le corresponde presentar su contramemoria y/o contrademanda exactamente un año después, en 2018, informaron fuentes del vecino país.
El canciller Heraldo Muñoz confirmó ayer, desde Guyana, que el Tribunal Internacional notificó a los gobiernos de Chile y Bolivia los plazos de entrega de la memoria y contramemoria de la demanda por el uso equitativo que pide Chile sobre las aguas de los manantiales bolivianos, que se encuentran en el cantón Quetena Chico en Potosí.
En medio de la participación de la delegación chilena en la XXXVII Conferencia de la Caricom (Comunidades del Caribe) que se desarrolla en Guyana, Muñoz detalló que Chile tendrá un año de plazo para entregar su memoria.
“Lo que les puedo contar es que ya fueron fijados por la Corte los plazos para la presentación de la memoria. Será de aquí a un año y para la presentación de la contramemoria boliviana, otro año”, precisó el ministro a los periodistas.
Muñoz agregó que “esos plazos han sido recién fijados por la Corte y nosotros estamos muy conformes con los plazos. Estamos listos desde hace tiempo respecto a las aguas del río Silala y por eso hemos presentado esta demanda contra Bolivia”.
La directora de Fronteras y Límites de la Cancillería de Chile, Ximena Fuentes, fue la responsable de entregar la mañana del 6 de junio la demanda contra Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia.
La controversia surge en que Chile considera que las aguas de los manantiales del Silala son parte de un río de cauce internacional. Bolivia reivindica que los recursos hídricos que nacen en Potosí son parte de un manantial, cuyas aguas fueron dirigidas, de forma artificial, a territorio chileno, aprovechando ilícitamente dicha concesión, que le otorgó la Prefectura de Potosí a la empresa ferroviaria chilena, en 1908. Dicha concesión fue nula en 1996.
Desde esa época, hace 118 años, Chile aprovecha las aguas de los manantiales del Silala a través de ductos. El recurso hídrico es utilizado para la minería en el municipio de Calama, donde se encuentra Chuquicamata, la mina más grande del mundo que explota cobre.
En 2009, ambos países estuvieron a punto de firmar un acuerdo en el que se determinaba que Chile debía pagar hasta un 50% de las aguas consumidas hasta la fecha hasta que un estudio dé a conocer el origen de todo el afluente del Silala. El acuerdo no se concretó.
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