“Juno, ¡bienvenida a Júpiter!”, clamó un técnico de la NASA segundos después de que el centro de control de la misión, en el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de Pasadena (California), recibiera la primera confirmación de que la nave espacial había ingresado sin problemas en la órbita de Júpiter, el mayor de los planetas del sistema solar. Los ingenieros se abrazaban. “Todo el equipo está emocionado. Ha sido un viaje increíble”, resumió Scott Bolton, investigador principal de la misión.
A partir de ahora, la sonda estadounidense tiene 20 meses por delante para intentar descifrar algunos de los misterios que el planeta gigante esconde bajo su densa capa gaseosa, como la supuesta existencia de un núcleo sólido y su composición, la temperatura o la existencia de agua.