Un gobierno en muletas

Con gran alborozo, mi corresponsal en el Palacio Real de la plaza Murillo me comunicó la feliz noticia de que a partir de la fecha nuestro Presidente Vitalicio manejará las riendas del Estado Plurinacional y Folklórico sin muletas, sin burrito, y bajo la atenta mirada de mi discípula periodística que no le perderá pisada, para evitar a nuestro mandatario nuevos deslices sentimentales que lo perjudiquen.

Me alegró el adiós presidencial a las muletas, porque tal hecho significa su retorno al Palacio Real, provisionalmente ocupado por el licenciado Álvaro García Linera, por el ministro de la Presidencia, el conocido y temido Juan Ramón Quintana, quien cuidó celosamente los espacios adquiridos ad perpetuam por el dueño del circo.

Ansioso por conocer mayores detalles acerca del distinguido ex-discapacitado, pregunté a la inquieta periodista valluna si ella sabía algo más relacionado con el abandono de las muletas presidenciales, declarándome la cholita en una de mis orejas que el astuto mandatario también habíase propuesto abandonar las mulas junto a sus muletas.

Al no comprender el propósito del mandatario, la cholita cochala me dijo en mi otra oreja: “le cuento que Evo también dejará de decir “mulas” (engaños o mentiras). ¿Me entiende usted, compadrituy…?

Me pareció maravilloso saber que junto al abandono de sus muletas, dejará de decirnos “mulas” a los ciudadanos incautos, como habemos muchos en nuestro país de “muleros”.

Celebré esa noticia primicial que Macacha me dio en mis orejas y continuamos charlando sobre el abandono presidencial de sus muletas y sus mulas.

Otra “pepa” o primicia me comunicó mi comadritay cuando me dijo que nuestro mandamás no sólo abandonará sus muletas y sus mulas, sino que también dejará sus maletas, porque ahora viene un tiempo de mucho trabajo para poder recuperar el terreno que le hizo perder una tal Zapata, a quien Macacha no conoce. O sea que estos días Evo abandonará las muletas, dejará de decir mulas al pueblo y también dejará las maletas porque ya conoce todo el mundo.

No cabe duda que mi discípula periodística y comadritay sabe mucho de las cosas palaciegas. Bien merece una felicitación y un casto beso en la mejilla.