Entre cartas, poemas y cuentos
Madrigal
Ayer en el jardín te ví dormida
y, tal resplandecía tu hermosura,
que al verte imaginé, niña querida,
el vértigo sentir de la locura.
Te miré con extático embeleso,
ardió en mi pecho una pasión impura,
y a tus divinos labios...