Una visita al tata Sabino Quispe

En mis trabajos de investigación y por recomendaciones de distintos comunarios, ubiqué al tata Sabino Quispe, anciano depositario de sabidurías y conocimientos andinos de la Comunidad de Wichi Wichi, Sub Central Caicoma en la Provincia los Andes, Municipio de Laja. Ya el sol declinaba en el poniente y era exactamente la hora de recoger el ganado. Con ropa de trabajo y el sombrero de ala ancha, retornaba el tata Sabino arreando sus vacas. Al vernos, se acercó y nos pidió unos minutos para terminar de acomodar en sus corrales a las ovejas, vacas y demás animales domésticos y luego atendernos.

En sus actividades no existe la tardanza, mala gana o pereza, el tata Sabino a pesar de su edad avanzada, se movía con agilidad felina, yendo y viniendo de un lugar a otro, para conducir las ovejas o ganado vacuno a sus corrales, siendo ayudado y acompañado de su perro pastor, que con ladridos mantenía unido al rebaño sin que se dispersen, un leve descuido y el desbande trae otra tarea agotadora.

Luego de ordenar sus deberes a los demás miembros de su familia; como traer agua, preparar la leña para el fogón y sacar los alimentos de la despensa para la cena, con profundo respeto y educación se nos acerca y dice; Así nomas vivimos en la comunidad, todos los días es la misma tarea, nos dijo que a veces hay algún animal que se enferma y hay que traerlo cargado o hacerle tomar algún mate de alguna yerba medicinal que generalmente es manzanilla para aliviar su dolor. Lo propio con las aves de corral, dijo que si no se lo trata a tiempo, puede contagiar al resto.

Por último, nos pregunta; ¿A que han venido? ¿En qué puedo ayudarles?. Si tata Sabino, hemos venido a aprender de sus experiencias en el campo, hemos visto que usted anda muy ocupado y tiene mucho que hacer. Y él nos respondió, sí, eso es todos los días. Bueno, ta-ta Sabino, queremos que nos explique, ¿cómo saber si habrá una buena o mala cosecha? Y el tata Sabino, con profunda preocupación en el rostro, enmudece por un momento y responde; Antes, los buenos indicadores de las cosechas eran los “tiwulas” o zorros, pero, desde que los hombres han traído al campo, costumbres de las ciudades, su comportamiento es distinto. Explíquenos un poco le dijimos; es que aho-ra la gente ha asumido las costumbres de las ciudades, por ejemplo, ya no se elabora la “k‘ispiña” como alimento y prefiere consumir pan o alimentos tratados como el fideo. El hombre emplea sus movilidades para trans-portarse, y la contaminación provocada por la combustión de la gasolina o diesel crea un ambiente adverso tanto para la flora y fauna como a los seres humanos. Antes se realizaba largas caminatas.

Esos factores hacen que cambie el comportamiento de los animales silvestres, por ejemplo con las aves del campo, como los “leke lekes”, cuyos huevos anunciaban las buenas cosechas, ahora están sufriendo variaciones, como también el aullido de los “tiwulas”, y no es tan fácil poder identificar con certeza cómo serán los tiempos.

Nos siguió explicando; El comportamiento de los “tiwulas” no se cómo será en otros lugares, pero aquí ya no vienen a los corrales para comerse a las ovejas, mas prefieren a las gallinas. Hemos aprendido a convivir con ellos y son parte de nuestras vidas, a pesar de que algunos cazadores quieren exterminarlos, para comercializar con sus colmillos, su cola o sus patas, dizque para atraer la buena suerte. Nosotros tenemos respeto por los animales, sin importar que se coman nuestras ovejas o gallinas, concluyó.

Quedamos sorprendidos por su franqueza y su incapacidad de pronosticar con seguridad las buenas o malas cosechas en el campo, como lo hacía en anteriores décadas.

Una de las preocupaciones de nuestras auto-ridades educativas es la recuperación de sabe-res y conocimientos ancestrales para poder incorporarlos en la currícula, pero con la alteración del medio ambiente, las reglas ya no son las mismas y por ende los resultados no serán los mejores.

Docente Epistemología - ESFMTHEA