Desde el año 2013 Bolivia tiene una demanda por cuestión marítima en la Corte Internacional de Justicia de La Haya. En este marco la población boliviana espera la decisión que asumirá el alto tribunal de justicia internacional, con sede en aquella ciudad, acerca de ese recurso legal.
El conjunto nacional, representado por una población que sobrepasa los diez millones, debiera mínimamente cerrar filas para revigorizar el espíritu de la demanda marítima, ya que la convulsión interna empaña la imagen del país, en el ámbito internacional. Y básicamente para probar la fortaleza cívica nacional ante quien nos ha privado de nuestra soberanía en el Pacífico.
No nos distraigamos con problemas internos. Parece que ciertos sectores sociales estuvieran interesados en profundizar las rencillas, la intolerancia, que siempre han corroído los postulados de unidad nacional. Rencillas que ayer, como bien narra la historia, configuraron una Bolivia inviable en la región. Una Bolivia permanentemente golpeada por remezones políticos y por lo tanto de poca credibilidad en la vecindad y el mundo. Hablamos de un pasado cargado de frustraciones. Por favor, no caigamos en ese error.
Es deplorable el enfrentamiento entre hermanos, así como la sangre y muerte sembradas por los emisarios de la incomprensión e insensatez. Avivado por sectores radicales la intolerancia, se ha propuesto deteriorar los históricos objetivos de unidad nacional. Ha promovido, como es de conocimiento público, el enfrentamiento fratricida, cuyo resultado trágico se estima en varias bajas. Por consiguiente ha reavivado la enemistad entre bolivianos en un sistema democrático restituido hace aproximadamente 34 años.
Es una situación muy peligrosa para la estabilidad democrática, como también para los supremos intereses de desarrollo nacional. En este marco ha conspirado contra la paz, la armonía y el bienestar social. En definitiva contra la Patria y el pueblo boliviano.
Y Panduro, a 160 kilómetros de La Paz, donde se ha vertido sangre y ofrendado vidas en agosto de 2016, pasará a la historia como el punto geográfico más funesto del territorio nacional, por los hechos ya mencionados.
En suma: debemos apaciguar los ánimos pensando prioritariamente en la unidad nacional que fortalecerá, de una u otra manera, nuestra reivindicación marítima.
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