Cartas desde el viejo mundo
Julio E. Salas Benavides
Londres.- Hace justamente 350 años un simple incendio que se desató en una panadería en Pudding Lane (Calle del Budín) se constituyó en una de las mayores calamidades de la historia de Londres. Destruyó casi 14.000 casas, 87 iglesias, 44 casas gremiales, la Casa de Aduanas, la Catedral de San Pablo, la Municipalidad de Londres, el Palacio correccional del centro medieval y otras prisiones, cuatro puentes sobre el río Támesis y tres puertas de la ciudad. La tragedia dejó a unas 80.000 personas sin hogar.
La cifra de muertes por el incendio es desconocida, y se pensaba que había sido bastante pequeña porque solamente pocas muertes fueron declaradas. Esta información ha sido desafiada recientemente, considerando que las muertes de pobres y de personas de clase media no fueron registradas, y que el calor pudo haber incinerado a muchas víctimas sin dejar rastros reconocibles.
El pasado domingo 4 de septiembre, la capital Inglesa ha querido rememorar este desastre de 1666, construyendo una maqueta impresionante, de 120 metros de longitud hecha de madera sobre unas barcazas en el río Támesis, y la incendiaron para conmemorar gráficamente aquel voraz incendio que empezó el 2 de septiembre y terminó el 5 de septiembre de 1666. Los problemas sociales y económicos creados por el desastre fueron abrumadores, como evacuación de la ciudad; los reasentamientos en otros lugares han sido fuertemente alentados por el rey, quien temía una rebelión en Londres entre los refugiados, víctimas y gente que quedó sin viviendas. A pesar de numerosas propuestas radicales, Londres tuvo que ser reconstruida esencialmente con el mismo plano de las antiguas calles, utilizado antes del incendio.
Lo más interesante de este hecho es que demuestra la tenacidad, la fuerza de voluntad y la fe que tuvieron los habitantes de Londres en 1666 para reconstruir su capital y lograr el apogeo de progreso que logró en años posteriores.
No podemos olvidar que en 1665, un año antes del gran incendio, la capital londinense sufrió una de las más grandes calamidades con la llegada de La Gran Plague, que después la llamaron la plaga negra (The Black Plague). Fue un desastre humano que mató a más de 100.00 personas y que en ese entonces representaba la quinta parte de la población.
Esta plaga, que posteriormente se la identificó como la peste bubónica, ha sido causada y transmitida por las pulgas de las ratas. Se le llamó la peste negra, porque uno de sus síntomas era el ennegrecimiento de la piel de las víctimas.
Se cree que esta plaga llegó a través de barcos mercantes procedentes de Holanda. El rey Carlos ll, de Inglaterra, y su Corte decidieron salir hacia Oxford, para estar a salvo de las consecuencias de la epidemia.
Los habitantes de Londres, a través de su rica historia, nos han enseñado su capacidad de salir adelante contra los grandes infortunios que se les presentaron. Sin embargo, nadie imaginó que más tarde, en 1940-1941, Londres iba enfrentar el peor reto de su historia, cuando Adolf Hitler decidió bombardear Londres (The Blitz) con más de 40.000 víctimas y un millón de casas destruidas.
En ese entonces, su primer ministro, Sir Winston Churchill, dirigiéndose a su país y a los pocos pilotos que ganaron la batalla aérea, “The Battle of Britain”, les dijo una frase muy célebre: “Nunca en el campo de los conflictos humanos, tantos le debieron tanto a tan pocos”.
Hoy en día, los habitantes de la famosa capital londinense siguen surgiendo y progresando bajo ese techo de grises nubarrones, con su clima desapacible y cambiante, como que pareciera ser parte de su carácter.
El autor es boliviano residente en Londres desde hace 40 años.
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