Hernán Maldonado
Miami.- Me gustaría saber cuál es el país que no tiene en su presupuesto el ítem de “gastos reservados”, es decir aquellas sumas de dinero de rápida disposición destinadas a cubrir necesidades extraordinarias del Estado.
En estos días el tema cobra actualidad a raíz de las denuncias del vicepresidente Álvaro García Linera contra el ex presidente Carlos D. Mesa, a quien acusa de haber incinerado documentos de esos gastos en su gestión. El propio Mesa se defendió refrescándole la memoria a su detractor.
Cuando asumió el cargo, Evo Morales, anunció que en su gobierno no habría la partida de “gastos reservados”, pero en los hechos, aunque con distinto nombre, esas erogaciones se han concretado, como lo ha recordado la diputada Jimena Costas. Pero aparte de lo que enumera la legisladora, habría que preguntarse ¿a quién rindió cuentas el actual régimen de los millones recibidos desde la Venezuela chavista?
Hugo Chávez, tras el triunfo de Morales, en su presencia y en cadena nacional anunció en Caracas que le donaba $30 millones (…¿va a ser mensual?, le dijo Morales entre risas). Poco después, el mismo déspota venezolano informó que donaba $5 millones a los militares bolivianos para que refaccionen sus cuarteles... Ya sabemos a qué bolsillos fueron a parar esos dineros.
El 29 de abril de 2007, bajo el título de Los nuevos gastos reservados, escribí lo siguiente, sin saber que casi 10 años después, estaríamos haciéndonos las mismas preguntas. Hoy lo repito:
“El presidente René Barrientos no paraba en el Palacio de Gobierno. Un día sí, y otro también, siempre estaba de gira por el interior. De su avión o su helicóptero sacaba no sólo botiquines que inauguraba como postas sanitarias, entregaba pelotas y camisetas como prueba del fomento al deporte y a veces hasta estrenaba una pila o encendía unos bombillos en una plaza pública entre aplausos de pobladores felices de contar con “servicio de agua potable y electricidad”. Otras veces sacaba bolsas de dinero para repartirlo en municipalidades o caseríos, pasándose por el forro la obligatoriedad de registrar esas erogaciones en los organismos llamados por ley.
“¿De dónde sacaba “tanto dinero” Barrientos? Se decía entonces que era de la ayuda americana. Años más tarde muchos países modernizaron sus fuerzas armadas con materiales y equipos donados por el Tío Sam, so pretexto de combatir a los movimientos guerrilleros de la época. A Bolivia sólo enviaron a unos pocos asesores cubanos y estadounidenses, entre ellos el coronel “Poppy” Shelton que adiestró a los Rangers de Montero. Como no se vio la ayuda en material militar, aún se cree que la misma fue en dólares contantes y sonantes, de libre disponibilidad. Por eso es que Barrientos era recibido en todos los pueblos como Papá Noel. Los habitantes de Samaipata recuerdan todavía cómo desde aviones se ofrecía mediante volantes miles de dólares de recompensa por la captura de los guerrilleros del Che Guevara.
“Ya en esa época sus opositores clamaban contra ese ítem del presupuesto nacional denominado “gastos reservados”, esa caja chica que existe en todo país para los imprevistos, pero que en Bolivia ha servido para un cúmulo de vagabunderías, inclusive para que ministros se paguen sobresueldos, se prostituya a sindicalistas, para exilios dorados de opositores víctimas de abusos y hasta para convertir en delatores a redomados izquierdistas y luchadores sociales, si vamos a darle crédito a las recientes revelaciones del ex dictador Luis García Mesa.
“Por esto es que parecía tener sentido que el MAS blandiera como bandera de combate la anulación de los “gastos reservados”, como un capítulo de su oferta electoral de lucha contra la corrupción. La tal bandera dejó de serla, como muchas otras de las promesas masistas. Hoy más que nunca el uso de fondos de la ayuda extranjera no obedece a control alguno. Los petrodólares venezolanos parecen inagotables. El presidente Evo Morales aprobó el pasado 27 de marzo un decreto supremo que le autoriza obviar a las entidades llamadas por ley para evaluar proyectos, realizar gestiones, contratar personal y a las autoridades llamadas a fiscalizar el uso correcto de esos fondos.
“El decreto 29.079, según la prensa nacional, “crea una situación de incertidumbre, dudas sobre la transparencia, privilegios partidarios, evidente riesgo de utilización del mecanismo con fines proselitistas, y lo peor, deja en el limbo a las instituciones encargadas de evaluar, verificar proyectos, supervigilar y otorgar recursos a los municipios y subprefecturas como son el Fondo Nacional de Desarrollo Regional y Fondo Nacional de Inversión Productiva y Social, instituciones facultadas para canalizar estos recursos que son desembolsados después de evaluar los proyectos, comprobar la justificación y asegurarse de un seguimiento. ¿En qué situación quedan ahora estas entidades?, ¿se justifica su existencia al haber sido reemplazadas mediante un “by pass” político?”.
“Buenas preguntas. Lo paradójico del caso es que Barrientos, cuyo régimen liquidó la guerrilla de Ñancahuazú y enterró al Che, es imitado al pie de la letra en esta inconducta por un gobierno que se dice admirador del guerrillero argentino-cubano... Hay poca memoria. ¿O qué está pasando en el país?”.
El autor es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.
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