Epístola de un acusete

A raíz de la recepción que la embajada de los EEUU en La Paz estila realizar el día en que se celebran los comicios electorales en esa nación, el pasado martes 8 de octubre, unas 380 personas participaron de dicho evento, donde el encargado de negocios de esa misión diplomática, Sr. Peter Brennan, hizo una explicación sobre el modelo electoral y político de los EEUU, ocasión que fue también aprovechada para que ciudadanos norteamericanos, residentes en Bolivia, emitan su voto.

Basados en dicho acontecimiento, y en un acto de zalamería sin precedentes, un grupo de diputados masistas cruceños ha dirigido una carta al recientemente elegido presidente de los EEUU, Donald Trump, nota difundida por la prensa y cuyo tenor transcribimos: “Señor Donald Trump, presidente electo de EEUU, quiero hacerle conocer que en instalaciones de la embajada de EEUU en Bolivia se realizaron festejos anticipados y parcializados a favor de la candidatura de Hillary Clinton, haciendo un simulacro de elecciones, como también de excesos, participando y haciendo campaña en esta actividad diputados opositores (…) así como también líderes políticos de oposición”. La carta añade: “esta información se la hago llegar a fin de que su alta investidura tome las medidas legales que correspondan, puesto que los recursos económicos de los habitantes de un país democrático (EEUU) no pueden ser malgastados y parcializados”.

¿Habrase visto semejante entrometimiento? O sea que, de energúmenos y posesos antiimperialistas y descolonizados Padres de la Patria, estos truchimanes y trapisondistas fungen ahora de correveidiles del Imperio y en celosos cancerberos del Departamento del Tesoro estadounidense.

¿No habría sido más digno que estos contralores expongan su intrepidez, pidiendo cuentas sobre el destino de los dineros del Fondo Indígena? ¿De la velocidad de crucero con que desaparecieron las barcazas chinas? Y ¿En qué punto de la galaxia se hallan deambulando éstas, junto a nuestro satélite?

Si bien es cierto que con Donald Trump se ha producido por primera vez en la historia política, el extraño fenómeno de que al ser elegido presidente de los EEUU se le pida que NO cumpla con muchas de sus promesas de campaña, no es menos cierto que centenares, sino miles de los otrora feroces enemigos de su fórmula, se hayan convertido milagrosamente en sus más fervorosos prosélitos, asimismo, es difícil asimilar que aquellos que hasta hace muy poco lo adversaban, hoy se hayan convertido en sus más celosos contralores y, al grito de “Trump o muerte venceremos”, desde la Bolivia profunda se dediquen a enviarle chivatazos sobre los manejos económicos de su embajada, a través de epístolas dignas de un acusete.