Varios departamentos del país, y muy especialmente la ciudad de La Paz, padecen por falta de agua, elemento totalmente necesario para la vida tanto humana como animal y vegetal. Horarios muy cerrados que no se cumplen debidamente, privan de agua a muchos barrios de la ciudad y este extremo es también dramático en las ciudades de Cochabamba, Sucre, Potosí, Oruro y Tarija que desde hace semanas padecen por la falta de agua y la poca provisión que logran mediante carros cisterna no alcanza para atender las más premiosas necesidades.
Hay que convenir, de todos modos, en que la responsabilidad de estos dramas se debe totalmente a la imprevisión por parte del gobierno que ha preferido, en más de diez años, atender la construcción de palacios y ministerios lujosos, las necesidades deportivas de algunos pueblos, construir algunas carreteras y de algún modo contentar a pueblos y villorios pequeños. Ha preferido, en todo caso, gastar muchos millones de dólares en viajes ostentosos, compras indebidas de aviones, armas para las fuerzas armadas y, lo más oneroso, costear congresos y seminarios pagando pasajes, gastos de hotel y otros a delegaciones de otros países que llegaron a Bolivia para asistir a reuniones que, en su conjunto, no han significado beneficio alguno para nadie.
El agua, elemento vital para la vida de los pueblos, debió cuidarse, se debió prever lo que ocurriría porque se tenía conocimiento, desde hace mucho tiempo, que faltaría, que hay deshielo en las cumbres montañosas y que las aguas que circulan por nuestro territorio en grandes ríos no se las puede desviar -salvo construcción de acueductos muy caros- para desviar aguas a zonas agrarias y ciudades necesitadas; pero, de todos modos, pudo haberse avanzado en ese campo inclusive invirtiendo en la captación de aguas subterráneas y desvíos desde los grandes ríos que, en muchos sitios, causan inundaciones que ocasionan graves pérdidas.
La empresa del agua, Epsas, no tuvo el cuidado de prever el drama que se sufre en La Paz y no ha adoptado, conjuntamente el gobierno, las medidas que permitan evitar que las represas queden sin agua cuando había que construir mayores embalses y, si había necesidad de reducir o controlar el consumo, hacerlo poco a poco y desde hace muchos meses; esperar a que la desgracia aumente y crezcan las consecuencias, ha sido irresponsable, falta de criterio y ningún profesionalismo por parte de Epsas que hoy, recién y en forma desorganizada, realiza cortes que muy poco solucionan el grave problema. Es el gobierno el que debería adoptar medidas urgentes para solucionar el drama que se vive en el país y debe adoptar remedios que son posibles, pero haciendo las inversiones debidas y utilizando a personal debidamente capacitado. Organismos internacionales y países vecinos con la debida experiencia podrían asesorar para remediar un problema que puede ser catastrófico en pocas semanas más.
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