A tiempo de declararse la sequía que sigue asolando al territorio nacional, autoridades de alto y medio nivel reaccionaron anunciando una serie de medidas para atenuar su descuido, a fin de atender el problema que, por lo demás, se había anunciado con una serie de manifestaciones.
De inmediato, fueron echados a la calle altos funcionarios públicos y se ofreció enérgicas sanciones a los responsables por no haber previsto la presencia del meteoro. Al mismo tiempo, el gobierno adoptó medidas heroicas para resolver la cuestión y calmar la indignación pública que estuvo adquiriendo nivel preinsurreccional.
Al observar que la sequía no pasaba y más bien se agravaba (al contrario de lo sostenido por los responsables), el gobierno central aportó ofrecimientos de urgencia para paliar la crisis que se avecinaba y, en ese sentido, el presidente Evo Morales Aima el primer día de diciembre lanzó un discurso consolador, anunciando una serie de obras para atender las necesidades de agua de la población, concluyendo que el gobierno garantizaba ¡“78 millones de dólares para el agua de La Paz”!
Esa oferta causó indudable alivio en la ciudadanía paceña, pero transcurrido un mes del anuncio, hasta el momento no se registró alguna obra y todo se va disolviendo en frases líricas, con el agravante de que la sequía se ha renovado con mayor virulencia. Así, la satisfacción inicial de esperar la solución para la crisis del agua se convierte en una decepción cada vez más profunda.
Es necesario recordar la oferta presidencial para resolver el problema del agua de dos millones de paceños, afectados por la imprevisión de los administradores del Estado. En efecto, ofreció cuatro grandes proyectos. El primero del trasvase Palcoma, cuyo costo alcanza a casi 9 millones de dólares. La obra debía ejecutarse en 45 días.
Un segundo proyecto fue el trasvase Pongo-Estrellani que tendría el costo de 20 millones de dólares. Enseguida, una tercera solución fue el proyecto de captar aguas del río Irpavi, que costará 7 millones de dólares. Esa “presa subterránea” debía ser ejecutada en 120 días calendario. Finalmente, el cuarto proyecto anunciado fue la represa del río Kaluyo, cuyo costo será de 42 millones de dólares y se realizará en 540 días. Todos esas obras serían realizadas por empresas privadas (algunas chinas), por total de 78 millones de dólares, contratadas “llave en mano”, es decir sin licitación previa, pues “siempre es un poco más caro, más rápido, más seguro además de eso, es nuestra experiencia, por eso quiero decirles que todos esos proyectos van a ser llave en mano”, según palabras textuales del discurso presidencial.
Así, la población se encuentra con ofrecimientos que son castillos al aire, pues “soñar no cuesta nada”.
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