Miles de personas que huyeron de los antiguos barrios en poder de los rebeldes en la mitad oriental de la ciudad siria de Alepo (norte) permanecen en Yebrín, un pueblo al este de la urbe que ha visto sus fábricas transformadas en refugios improvisados para los desplazados.
En esta zona, la maquinaria de las factorías y los muebles de edificios públicos han sido sustituidos por colchones y mantas, donde se amontonan muchas de esas personas, que no tienen otro lugar adonde dirigirse.
A la llegada a Yebrín lo primero que se aprecia es a miembros de la policía militar de Rusia, aliada del Gobierno de Damasco, y a agentes castrenses chechenes, entrenados por el Ejército ruso, repartiendo comida a los desplazados, según pudo constatar Efe.
Cada persona recibe una porción de pan y un plato con arroz y sopa. Junto a otras mujeres espera para recibir su ración Um Sayed, una abuela que vive desde hace tres meses con sus nietos en este refugio colectivo. (Efe)