Waldo Ronald Torres Armas
No hay forma de repetir el referéndum dentro de la legalidad por ser inconstitucional e ilegal. Es inconstitucional porque la voluntad popular ya se ha expresado a través de sufragio universal, libre, directo y secreto.
En función del rango jerárquico de la norma que se sometió al veredicto popular fue un Referéndum Constitucional con peso vinculante y decisorio, no consultivo.
Al haber manifestado su decisión el soberano, es Constituyente, no existe poder superior para invalidarlo y menos para repetirlo, por ser inapelable. El referéndum no fue efectuado solo para medir fuerzas políticas, tiene aplicación inmediata y sin más trámite, no requiere ratificación del Parlamento y el Presidente, al haber refrendado el acto de convocatoria, debe cumplir y respetar esa decisión popular. Debe cumplirse “ope legis”, por obra de la ley, no por voluntad del régimen.
Si no tuviera aplicación concreta, el poder coartaría la capacidad del pueblo para decidir en materia política, desconocería las libertades políticas de la Democracia Directa; sería inadmisible que el voto tenga consecuencias para el ciudadano y no para el poder, si éste es negativo.
Y es ilegal, porque el Artículo 2 de la Ley del Régimen Electoral ordena que: “Los principios, de observancia obligatoria, que rigen el ejercicio de la Democracia Intercultural, entre otros, son: inciso k) Preclusión: Las etapas y resultados de los procesos electorales, referendos y revocatorias de mandato, no se revisarán ni se repetirán”, y el Artículo 15 de la misma Ley prescribe que: “Las decisiones adoptadas mediante Referendo tienen vigencia inmediata y obligatoria, y son de carácter vinculante. Las autoridades e instancias competentes son responsables de su oportuna y eficaz aplicación”.
Forzar otro pronunciamiento del TC sobre el mismo objeto, la misma materia, los mismos involucrados y con el mismo quórum, contradice el Principio Constitucional de la Irrepetibilidad de causas, con abundante jurisprudencia al respecto, lo que resultaría inconstitucional, antidemocrático, antijurídico e ilegitimo.
La Constitución prevé la posibilidad de que el presidente dimita, pero es obvio que debe existir un motivo fundado, una causa grave, un impedimento de salud física o psicológica, única forma de justificarlo. Si el mandato dura cinco años con posibilidad de una reelección inmediata, Morales, que cumplió tres mandatos consecutivos quedaría habilitado para otra reelección una vez transcurrido al menos un período presidencial completo desde que deje el cargo.
Pero renunciar por motivos electorales no lo explica ni lo justifica, ya que constituiría un “fraude constitucional” al dar apariencia de legalidad a una interpretación constitucional que desvirtúa el sentido que quiso dar el constituyente al cumplimiento de los periodos preestablecidos de mandato, al pluralismo político, a la alternancia del poder y al respeto a las minorías.
Las cuatro vías elegidas por el MAS pecan de concepciones jurídicas manipulables y representan un gran desafío para la subordinada institucionalidad del país, para quienes la gran pregunta es: ¿Atender o desatender el mandato de las urnas?
Los miembros del TC y del TSE están advertidos de ser demandados por Prevaricato si dictan resoluciones contrarias
al ordenamiento legal al permitir repetir el Referéndum despreciando la dignidad y la voluntad del pueblo.
Una decisión de esta naturaleza por parte del TC y del TSE significaría un fraude legal con atentado a la confianza y fe públicas. Constituiría una violación a sus propias Leyes Constitutivas y fundamento de su existencia jurídica.
Estas previsiones legales obligan al TSE y al TC a procesar a quienes hacen apología del incumplimiento de las normas actuando como si la Constitución no regulase su conducta.
Todo Gobierno necesita límites y éste no lo tiene. Tanto el acceso como el ejercicio del poder político se basan en el cumplimiento de tres pilares: la legitimidad, la legalidad y la autoridad. Lo básico en democracia es respetar el principio de legalidad. Sin legalidad, no hay legitimidad y sin ambas el MAS no tiene autoridad. Si consentimos este atropello a la razón y a la inteligencia, supondrá que admitimos permanecer en el imperio de la arbitrariedad, porque aunque
la actividad política sea la que genera la ley, no está por encima de ella. Mientras la ley esté en vigor todos los ciudadanos estamos sometidos a ella. Este sometimiento de la política a la ley es un principio básico y esencial de todo Estado de Derecho. Es hora de que el poder presidencial recaiga en la institución presidencial, no en el carisma del presidente, ya que el resultado natural de entregar todo el poder a un individuo durante mucho tiempo, es la dictadura. Es razonable que quienes les pagamos el sueldo les exijamos
que cumplan las leyes, que dejen de instrumentalizarlas.
La alternancia estuvo abierta para el ingreso del MAS al poder y la ciudadanía lo respetó. Si Morales hubiera ganado el referéndum ¿habría aceptado su repetición a pedido de la oposición?
Los pueblos no se dan leyes para crear tiranos. No es admisible que se cercene la fe y confianza públicas en la Norma Suprema. Pero como las Constituciones no destruyen vicios de cultura, de civismo y de moral, algunos creen estar
por encima de la ley al persistir en la sistemática destrucción de los valores éticos de la seudodemocracia en la que vivimos.
Forzar una ambición ya doblegada, bloquear las expectativas políticas de los jóvenes, despreciar lo resuelto por la soberanía popular, violar la Constitución una vez más, dilapidar el dinero de los bolivianos habiendo tantas necesidades sociales insatisfechas, solo incrementará el hastío por un sistema político avasallador de instituciones e irrespetuoso de las leyes.
Morales y su partido harían bien en instruirse y enmarcarse dentro del Estado de Derecho; de lo contrario, inducirán a una mayor polarización y esta vez, al estallido social con violencia en las calles. El mérito de sus promotores será conducir al MAS al fracaso.
El autor es abogado constitucionalista DAEN.
Torresarmas1@hotmail.com
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |