Perón a grandes rasgos

El respaldo obrero hizo de Juan Domingo Perón, candidato del partido Laborista, presidente de la República Argentina, en las elecciones de 1946. De este modo el líder argentino adquirió un histórico compromiso político con el movimiento obrero. Por consiguiente asumió en su gobierno una política de protección al trabajador. Una de carácter esencialmente social. Y enarboló la justicia social para reivindicar la dignidad de los trabajadores. Los resultados electorales del 46, favorables para su liderazgo, ameritaban medidas de esa naturaleza.

“Al sostener el imperativo de dignificar el trabajo y humanizar el capital y, en general, al aspirar a una organización social más humana y más justa, debo advertir que no nos consideramos por ello seres providenciales, ni soñamos con utopías y panaceas sociales”, reiteró Perón, ante una multitudinaria concentración obrera, realizada en Buenos Aires, al conmemorarse el primer aniversario de su triunfo electoral, de 24 de febrero de 1946.

“Amamos nuestra tierra; somos hombres de paz, de orden y de trabajo; consideramos que la miseria, el abandono y la explotación del hombre por el hombre constituyen situaciones lamentables que deben eliminarse y estamos dispuestos a llevar a cabo la obra de justicia social que propugnamos”, agregó.

A Perón no le tembló la mano para firmar decretos, con el objeto de promover el bienestar, en el seno del movimiento obrero argentino. En consecuencia asumió retos, en ocasiones muy difíciles, en la búsqueda de un mundo con igualdad, equidad y solidaridad, a fin de mejorar las condiciones de vida de quienes subsistían con ingresos fijos.

Perón, que surgió de las entrañas del movimiento obrero – popular, quería tener el camino expedito, para plasmar sus propósitos políticos. En efecto: restringió toda actividad relacionada con comunistas y nazifascistas en la Argentina.

“Hacer saber a los señores comunistas que pretenden infiltrarse en el movimiento obrero, cuáles son las ideas del gobierno al respecto y advertirles que ni éste ni los trabajadores, permitirán en forma alguna que las organizaciones obreras se presten ingenuamente al juego de sus finalidades inconfesables ni a sus designios antipatrióticos”, dijo.