La verdad aunque duela
Desde 1975 la Nueva Gestión Pública (NGP) ha inspirado reformas de modernización administrativa a nivel mundial. A partir de entonces, varios países de nuestra región han usado instrumentos de evaluación para seleccionar altos directivos públicos con capacidades profesionales apropiadas para desempeñar sus cargos. Del mismo modo el sistema de alta dirección pública ha contribuido a la eficiencia del gasto público. La NGP asume que para mejorar la administración estatal es necesario dar mayor flexibilidad y autonomía a los altos directivos de los poderes del Estado, gobernaciones, alcaldías y otras instituciones importantes del acontecer nacional.
A propósito del tema, en 11 años de gobierno el Jefe de los plurinacionales ha nombrado a 58 varones y 34 mujeres en distintas oportunidades para el cargo de ministros, quienes debían colaborar en la administración del Estado. Según entendidos en la materia, esos ministros son irrelevantes en cuanto a sus capacidades técnicas, formación profesional y conocimientos sobre la NGP (en muchos casos sin título profesional). Varios de ellos están vinculados a organizaciones sociales, especialmente indígenas, campesinas y originarias, sin experiencia política y con reducida preparación escolar. Como manda la CPE, a los ministros los elige su “Excelencia”, pero se cuotea ministerios para dar cargos a fieles militantes y en muchos casos no cumplen el rol político ni técnico para el cual se los nominó.
Del total de ministros, cuatro concentran el poder del grupo gobernante. En este grupo no faltan los adulones que dicen: “Evo es la encarnación de Jesucristo”, “El Presidente representa la dignidad y honradez latinoamericana”, “Ningún ministro trabaja al ritmo del Presidente, es decir, 20 horas todos los días del año, inclusive se saca tiempo para practicar deportes”, “Las pérdidas económicas en Canal 7 son preocupantes porque el Presidente ya no juega fútbol”…
Al final, para congraciarse con el primer mandatario, a falta de capacidad en el manejo de la cosa pública, los ministros incurren en servilismo, falsedad y angurria. Para justificar estos términos, recordemos que durante 11 años en nuestra Patria hay un desorden fiscal monetario que nadie sabe explicar. “Gastaron” alrededor de 300.000 millones de dólares, equivalente a 27.272 millones por año. Además de concretar créditos externos e internos por 18.200 millones de dólares, este despilfarro consensuado entre los gobernantes los ha convertido en “políticos” presuntuosos, al extremo que no reconocen la verdad, ni entienden la situación política, económica y social del Estado. La angurria está relacionada con la tendencia a las adquisiciones en YPFB y la minería, el contrabando de oro, la “micro” corrupción y la falta de actitud rigurosa ante la coca y cocaína.
El pueblo y los gobernantes saben que durante 11 años en nuestro país no se conoce Inversión Pública como tal, es decir la “reinversión” del dinero recaudado por el Tesoro General de la Nación por ventas, servicios e impuestos, en beneficios orientados a la población, con obras, infraestructura, servicios, desarrollo de proyectos productivos, incentivos para la creación de empresas, promoción de actividades comerciales, generación de empleos, protección de los derechos fundamentales, y mejoramiento de la calidad de vida en general.
La inversión pública se halla regida por leyes, normas y procedimientos que definen lo que es viable y lo que es prohibido, los responsables y montos autorizados, actividades permitidas y requisitos que se debe cumplir. La IP es realizada por el gobierno central, ministerios y entidades descentralizadas, así como las empresas públicas, el gobierno departamental y las alcaldías con sus entidades regionales debidamente autorizadas.
Con el lema “nada está prohibido para la mayoría”, los oficialistas del Legislativo y Ejecutivo han administrado el dinero del pueblo de manera confusa y escandalosa, “sin conocimiento” del Presidente, quien, debido a su recargada agenda, ha utilizado 4.000 días de su mandato visitando los confines del territorio para inaugurar obras (intrascendentes) y entregar presentes (según notas de prensa de fecha 22.1.2017).
Como no todo puede ser malo, el 13 .03.2013 se inauguró la Escuela de Gestión Publica Plurinacional e Intercultural (Egppi), dependiente del Ministerio de Educación, para contribuir a la construcción y consolidación de la Nueva Gestión Pública del Estado. En esa oportunidad ingresaron 50 nuevos “líderes” del Ayllu Huallatiri. Desde entonces a la fecha la Egppi ha titulado a unos 500 postgraduados, diplomados y maestrantes, entre ellos funcionarios públicos de bajo nivel, dirigentes indígenas, oficiales, suboficiales y cadetes de instituciones militar y policial, cooperativistas mineros, cocaleros, administrativos y enfermeras de hospitales, etc.
Para concluir, con la Egppi hasta el 2019 habremos “alcanzado” o quizá “superado” el desarrollo económico y productivo de Chile. Por otro lado, los dirigentes de la Conalcam y los egresados de la Egppi tienen todo preparado para ejecutar las 11 estrategias para justificar la re-reelección continua de Evo.
El autor es docente universitario.
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