Se ha diseñado un robot blando, personalizable, cuya función es parecida en algunos aspectos a la de un exoesqueleto artificial, solo que en vez de ocuparse de potenciar la movilidad de una extremidad, se ocupa de potenciar la del corazón, ayudándolo a latir, y abriendo con ello el camino hacia nuevas opciones de tratamiento para personas que sufren de insuficiencia cardiaca.
El dispositivo robótico ha sido creado con materiales similares a los del tejido cardíaco nativo capaz de “abrazar” el corazón y de proporcionarle asistencia si detecta un fallo o arritmia, sin la necesidad de que el aparato entre en contacto con la sangre.
Esta malla robótica ha sido diseñada para ayudar a pacientes con insuficiencia cardíaca, con el fin de enviar sangre a todo su cuerpo, incluso cuando su corazón no puede satisfacer dicha demanda.
La ventaja principal en comparación con las soluciones existentes es que al no producirse contacto con la sangre, se reducen enormemente complicaciones como la coagulación o los accidentes cerebrovasculares.
Esta malla robótica de silicona, inspirada en el propio corazón humano, utiliza aire comprimido para impulsar los músculos artificiales del mismo material haciendo que se expandan y contraigan en un movimiento de bombeo mientras se mueve helicoidalmente para retorcerlos, imitando los movimientos del corazón humano normal.
El dispositivo está conectado a una bomba externa, que utiliza el aire para alimentar su sistema. La malla se puede personalizar para atender a los pacientes con diferentes necesidades, de modo que si la persona tiene la parte izquierda más débil que la derecha, los solenoides ( transmisores de fuerza) se ajustan para dar mayor asistencia a esta zona. La presión que estos ejercen también puede adaptarse para responder a mejorías o reaccionar a eventuales problemas.
Esta tecnología será capaz de mantener vivos a los enfermos hasta que el corazón del donante esté disponible y será de gran ayuda a los médicos mientras luchan por rehabilitar el corazón y por recuperación el pulso cardíaco durante la operación.
El trabajo se llevó a cabo por investigadores de la universidad de Harvard y el Hospital Infantil de Boston. Hasta ahora, se ha probado en un corazón sintético y en cerdos vivos con una insuficiencia cardiaca del 45 por ciento y es que, aunque todavía está en la fase de investigación, ha demostrado tener una gran eficacia. Sin embargo no será hasta dentro de unos años cuando pueda comenzarse a probar en humanos.
No obstante, el equipo cree que este tipo de “mecanoterapia” abre un futuro prometedor en el mundo de la medicina y no solo en las áreas que tienen que ver con el corazón. Los resultados suponen un primer paso de vital importancia hacia la creación de un robot implantable que pueda aumentar la función de cualquier órgano.
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