La desaceleración de la economía en los últimos años y muy especialmente en 2015 y 2016, tenía que tener consecuencias y es así que países de Latinoamérica han sufrido fuertes bajas en sus economías. Si a todo ello se añade las crisis políticas que han sacudido a la Argentina, Brasil y Venezuela, los problemas han adquirido dimensiones graves. Si bien Argentina, con el nuevo gobierno que ha puesto orden en la economía ha logrado recuperación notable de los índices de baja provocados por el anterior gobierno, todavía el régimen debe realizar políticas muy importantes para frenar desajustes que aún pueden perjudicar a su movimiento económico.
El caso de Venezuela es patético porque siendo el país más exportador de petróleo, el régimen que pretende “recuperaciones importantes para el socialismo”, aún comete errores graves que perjudican seriamente al país y lo dejan indemne ante muchos peligros que aún debe enfrentar su economía. Brasil, con un nuevo gobierno, está en pos de realizar ajustes muy serios para evitar colapsos que pueden ser perjudiciales. Por su parte, el Ecuador logra, poco a poco, recuperarse de las consecuencias producidas por la crisis económica que afectó a todo el mundo. Los demás países sudamericanos ven con optimismo el futuro porque consideran que la crisis ya cuenta con los frenos necesarios; pero tampoco son confiables los remedios aplicados porque hay problemas que pueden causar muchos trastornos sino se los resuelve prontamente.
Nuestro país, Bolivia, tendrá mucho que hacer para vencer altos índices de pobreza y, por supuesto, mucho más para superar una crisis que si bien el gobierno considera no ser grave, la realidad muestra condiciones muy severas por la falta de producción, la dependencia de importaciones y préstamos del exterior, la menor producción y ventas del gas, la excesiva burocracia y otros factores que urgen la toma de decisiones precisas y drásticas.
La Comisión Económica para América Latina (Cepal) considera que en el presente año “se conjugará la debilidad de la demanda interna (inversión y consumo privado) con un contexto de desaceleración de la demanda externa y caída de los precios de exportación”. También se anota que “el pobre desempeño de las economías avanzadas” (países ricos) influyó también en la “debilidad de los países pobres”.
Sin embargo de muchas previsiones pesimistas, Sudamérica, conjuntamente Centroamérica, no tiene otro camino que la integración como medio para salir de la crisis y enfrentar cualquier otra que pudiese presentarse en el futuro. Es un hecho que hay conciencia en los países en cuanto a que la integración es factor importante para superar dificultades; pero, aún no existen las decisiones políticas para emprender acciones que permitan hacer de la unidad y la integración los medios más aptos para desarrollar la economía de pueblos que se postran aún en la pobreza desde hace mucho y que, por falta de unidad, no encuentran el camino integrador.
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