“La carreta delante de los bueyes”

La ex Ministra de Desarrollo Económico, Verónica Ramos, dijo que en diciembre de 2016 el Ingenio de San Buenaventura comercializó la primera producción de 109.000 quintales de azúcar y la totalidad de alcohol producido, colocando el 50% del primero en el mercado interno y el alcohol en el exterior. Como de costumbre los ministros y directores de las empresas estatales se refieren a generalidades, sin concretar sus informes. En este caso no se señaló en qué mercado y los países con respecto al alcohol. La misma ex ministra anunció que la nueva zafra se iniciaría en mayo o junio, pero el gerente general, Ramiro Lizondo, la anunció para agosto próximo.

Este emprendimiento industrial -si bien largamente anhelado- presenta muchos interrogantes al presente y a futuro. Supuso la inversión de 263 millones de dólares mediante un empréstito del Banco Central, es decir de las reservas internacionales del país. La ejecución del proyecto estuvo a cargo de la controvertida CAMC (China). Al presente emplea 800 trabajadores, cuyos sueldos sufraga el mismo Banco Central. La producción de esta empresa estatal debe competir con el resto de ingenios privados en lo interno y en lo externo con monopolios poderosos como el brasileño, primer exportador mundial. La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha anunciado una caída del precio internacional de azúcar en esta gestión.

El indicado Gerente General predijo que en 2017 se pretende emitir a la venta 100.000 toneladas del endulzante para lo que se requiere el cultivo de 11.000 hectáreas de caña. Sin embargo, en torno a la seguridad de dotación constante y sistemática de la materia prima se presentan factores adversos de no fácil solución. Los campesinos del norte del departamento no tienen tradición de siembra de caña de azúcar, al parecer tampoco les atraen los precios, además de la escasa población de la provincia Iturralde y aledañas, situación que haría pensar en la necesidad de trasplantes poblacionales, tarea lenta, cara y llena de dificultades.

En los años 70 y 80 -de los que proviene el proyecto- se adquirió y destinó enormes superficies de tierra para el cultivo de la materia prima, a cargo de la entonces Corporación de Desarrollo de La Paz (Cordepaz), pero como en el país siempre empezamos de nuevo, nadie se ocupó de la reivindicación de dichas tierras. El propósito era producir a título propio y no depender de los proveedores. En fin, no se sabe de los efectos reales que podía tener esa política.

El caso recuerda una especie de adagio cervantino. “No pongas la carreta delante de los bueyes, sino éstos delante del carro”. La actual producción del Ingenio solo demanda el 10% de su capacidad instalada. Primero debía tenerse en cuenta la cantidad de caña necesaria bajo el supuesto de una política pública adecuada, antes de invertir y acometer una instalación costosa y compleja. Ojalá no estemos ante un nuevo “elefante blanco”, dependiente del Erario y sin vida propia.