León y oso sobreviven en zoológico de Mosul

Un león y un oso. Son los únicos supervivientes del zoológico de Mosul, alcanzado por las refriegas que durante los últimos meses han habitado la segunda ciudad de Irak. La singular pareja sorteó semanas de abandono y hambre hasta que las fuerzas iraquíes arrebataron el enclave a las huestes del autodenominado Estado Islámico (EI). Entonces la liberación que quebró las cadenas de la población cercana también salvó a los últimos inquilinos del parque.

FUEGO CRUZADO

“Las escaramuzas entre el ejército y el Daesh (acrónimo en árabe del Estado Islámico) convirtieron la zona en un territorio muy peligroso. Mientras pudimos, acudimos a alimentarlos. Para evitar el fuego cruzado solíamos venir zigzagueando por el suelo”, relata a EL MUNDO Abu Omar, propietario del zoo que, ubicado a orillas del Tigris, amenizó durante años las jornadas de asueto de los más pequeños de la urbe. “Era un buen zoo, lleno de animales. Teníamos cuatro leones, dos osos, un par de monos, tigres, caballos y una amplia variedad de pájaros...”, enumera el dueño.

Los dos años y medio bajo yugo yihadista y la campaña militar que se internó en la villa a finales del pasado octubre arruinaron el parque Nur, convertido en cuartel militar de la organización que dirige Abu Bakr al Bagdadi en el este de la ciudad. De repente, su fauna quedó a la deriva y comenzó a menguar. “Hubo gente de Mosul que se puso en peligro para cuidarlos. Los animales se comportaron como las personas. Se asustaban mucho al oír el sonido de los ataques y buscaban refugio en las habitaciones interiores, lejos de la zona exterior de las jaulas. Se guarecían pegados a los muros”, evoca Abu Omar.

MUERTE POR HAMBRE

“Durante dos meses estuvieron bajo fuego cruzado”, admite el responsable del zoo. “Durante 15 días, coincidiendo con los choques más feroces, dejamos de alimentarlos. Era demasiado peligroso”, lamenta. La mayoría de los animales murió de hambre o alcanzados por los choques cercanos. En mitad de la violencia, los supervivientes trataron de aferrarse a la vida. Los dos leones, aturdidos, saciaron el apetito con el cuerpo de los dos félidos que habían muerto poco antes. La hembra, sin embargo, falleció cuando las tropas expulsaron a los extremistas.

Los monos, en cambio, lograron la libertad después de que el plomo redujera a escombros la entrada de su jaula. Durante los días siguientes, buscaron desesperadamente comida en las viviendas cercanas del barrio de Al Murur sembrando el terror entre los vecinos que permanecían atrapados por la contienda. “La gente los capturó y los trajo de vuelta al zoo. También localizamos al oso macho, que está en una discoteca cercana al río. Esperamos que regrese pronto, cuando limpiemos y rehabilitemos el recinto. Le haremos una fiesta de bienvenida”.

NACE ESPERANZA

La tarea de recuperar el zoo ha sumado a voluntarios como Ammar, un joven empeñado en borrar cuanto antes las huellas que el EI (Estado Islámico) dejó sobre el atribulado este de Mosul, liberado hace dos semanas. “Desde hace una semana les proporcionamos alimentos y protección. Cuando llegamos por primera vez, el león estaba agonizando”, rememora el veinteañero. Una asociación dedicada a la protección de animales, procedente de la vecina región autónoma del Kurdistán iraquí, se enroló en una campaña lanzada por un bloguero de Mosul que ha comenzado a dar sus frutos. “La vida del león ya no corre peligro. Hemos logrado salvarlo”, celebra Ammar.

Los niños que permanecen en los alrededores del parque han vuelto a transitar el páramo y el dueño confía en que el león y el oso que resistieron al zumbido de las balas puedan quebrar pronto su soledad. “Han llegado veterinarios que nos están ayudando a prestarles auxilio. Si todo va bien, compraremos nuevos animales y la vida en el zoo de Mosul volverá a ser como antes”, esboza Abu Omar. (elmundo.es)