En pocas palabras
La virtud, o la tendencia de obrar bien y evitar el mal, actúa entre los grandes y pequeños mortales del planeta.
En consecuencia: la virtud del Papa Juan XXIII fue el hecho de que mantuvo, de manera permanente, un contacto directo con el pueblo. Siempre estuvo cerca de los pobres y desamparados, posiblemente por su condición social humilde. Conocía sus más apremiantes necesidades, reavivaba sus esperanzas y respaldaba decididamente sus reivindicaciones sociales.
“Vengo de la humildad y fui educado en pobreza gustosa y bendita que tiene pocas exigencias”, dijo Juan XXIII en cierta ocasión. Estas palabras, vertidas por el “Papa Bueno”, corroboran nuestras afirmaciones, volcadas en la presente nota.
Por lo visto Juan XXIII no fue contaminado ni atrapado por los efectos nocivos de la ostentación y del dispendio. Se mantuvo firme e indeclinable en su estilo de vida que giraba alrededor de la sobriedad y la austeridad. Estilo de vida que había adquirido desde su niñez en el hogar de sus progenitores de origen campesino. Estilo de vida que coincide con los votos de pobreza que hizo a tiempo de consagrarse sacerdote. En este marco impuso en torno a su persona un ambiente de sencillez y casi de humildad en el Vaticano. Y logró su objetivo, con creces.
La virtud del Pontífice se puso de manifiesto, y como siempre, en ocasiones que compartía una taza de té o un vaso de vino con sus semejantes. Con los trabajadores, en particular. Con esta actitud, Juan XXIII cumplía el mandato divino de: “amaos los unos a los otros”, una verdad irrebatible.
Por consiguiente la fina y elevada sensibilidad social que caracterizó al Papa Juan XXIII fue el fruto que generó, en él, aquella “bendita pobreza”. Una postura personal propia y no adquirida. Su vocación religiosa, por lo visto, estuvo matizada con el servicio incondicional a los pobres. Estuvo predestinado para este cometido.
Hijo de humildes campesinos y como tal estuvo, en todas las circunstancias, próximo a los hombres del agro. “Ustedes son hombres del campo, ¿no es verdad? Pues yo también vengo del campo”, dijo siendo aún Nuncio en Francia.
En suma: fue un Pontífice que hizo historia.
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